Gautama Fonseca
Por culpa de las cúpulas liberales y nacionalistas carecemos de justicia.
Por culpa de los dos partidos históricos es que no pocas sentencias se compran, no pocos juicios se compran, las pruebas nunca se tienen disponibles por el Ministerio Público para condenar a los numerosísimos mal vivientes con que contamos.
Nuestros magistrados son productos claros de nuestras universidades. De esas universidades en que los docentes están furiosos porque la Comisión de Reforma de la UNAH los quiere someter a exámenes. A pruebas de suficiencia.
Para ellos la historia no es suficiente para demostrar su incapacidad y su irresponsabilidad, ni su falta de escrúpulos. De la horrible fama de que goza nuestra Primera Casa de Estudios.
Curiosamente el actual gobierno es liberal, pero la Corte Suprema de Justicia está mayoritariamente integrada por nacionalistas. ¿Qué hizo esto posible? Ya lo dijimos: los arreglos de nuestros dos partidos tradicionales. Los amarres hechos por los tramposos de siempre. Por quienes sienten la necesidad de protegerse recíprocamente y de probar que el nuestro es un país de inocentes, de nuevos ricos más puros que Jesús o que el agua bendita que prodigan nuestros sacerdotes en la hora de los bautismos.
No producimos petróleo, es verdad, ni tenemos con qué pagarlo en efectivo, pero no importa. Según la mayoría nacionalista de nuestro Tribunal Supremo, los cuatro privilegiados que somos dueños de automóviles debemos seguir gastando los derivados de aquél irracionalmente, aunque a la sociedad toda se la lleve el diablo. ¡Hay que vea el gobierno cómo se las arregla!
No por gusto popularmente se dice que “Dios ciega a quien quiere perder”.
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