Maduro, la presidencia y el Partido Nacional
No dudo que al inicio, fuesen pleitos “de compadre hablado”, los enfrentamientos entre Lobo y Maduro, como reza la propaganda, para desvirtuar la falsa distancia entre ellos (mancha brava al fin de la peor ralea, cariístas, arbitrarios y atropelladores, aunque la cosa siempre puede empeorar); pero creo que ya habrán colmado al Presi los irrespetos y las burlas que hacen de él sus correligionarios ambiciosos, los atropellos a su dignidad y a la de su investidura. Y cualquier día de estos los va a mandar a comer %$^ que es lo que habría hecho yo (como bien saben mis amigos). Y si no lo colmó a él, ya nos colmó a los demás.
No es que rehuya sus responsabilidades, hombre. Ni le importa que el viaje sea pagado. Maduro es un hombre rico. No es cierto tampoco que los desastres sean de tal magnitud que no pueda manejarlos el gobierno sin él. El hombre está en una cumbre y va para otra. Porque Honduras pertenece a una multiplicidad de comunidades, importantes aún algunas de las que no funcionan, especialmente desde la perspectiva de nuestra torpe diplomacia de protocolos, vacía de concepto y de estrategia, fuera de la de hacer la real gana de EEUU. No falta el malcriado (aquí abundan) que, después del último berenjenal, anda diciendo que más bien deberían de mandarle una mesada para que se quede afuera. El Presidente es el representante legal máximo del país y resuelve problemas nacionales relacionándose con otros jefes de Estado.
Dice el editorial de Tiempo ayer: “Un partido... en el poder que se respeta a sí mismo y un político que ama a su país, jamás critica crudamente al Presidente de la República cuando está en el extranjero, en visita oficial.” Atacar al Presidente por cumplir su obligación de representarnos ante la comunidad internacional es peor que obtuso, pues. Es un síntoma de un colapso institucional. Pero es que aquí se ha perdido el sentido de la institucionalidad. Es curioso ver como le echan la culpa, de todo, a la inversa de lo que conseguía Flores, que le echaba la culpa a los demás u aún al candidato, cada vez que veía fracasar alguna de sus políticas y se salía con la suya, porque no había reportero que le recordara la exacta sucesión de los hechos.
Primero, la gente más cercana a Lobo (Lamas y Canahuati) aplauden el aumentazo; Maduro lo acepta; los taxistas se levantan y luego ¡Maduro tiene la culpa y el Congreso nombra una comisión salvadora que camina en olor de santidad! Y ¡hasta liberales siguen atacando a Maduro, como si fuera el candidato! Por supuesto que el gobierno es un fracaso y don Porfirio tiene responsabilidad. ¿Por qué lo quiero castigar a Lobo si está a infinitesimales de las elecciones, en la que lo vamos a macanear, verdad mucha?
La propaganda oficial rosa quiere hacer aparecer al Sr. Maduro como un gran estadista. Y yo no digo que no haya hecho nada (sus reformas de la economía permitieron la condonación que habían suplicado dos gobiernos) pero en primer lugar está claro que han inflado el beneficio de la condonación, fuera de toda proporción y que muchas de las cosas que se han hecho “por primera vez” quisiéramos que fuera la última vez que se hagan. Y no debieron hacerse jamás. Así hoy vivimos en el país más violento de la región con mas subempleo que nunca.
Sólo un 7% de los hondureños urbanos aprueban su gestión del gobierno y un 62% la desaprueba abiertamente, mientras que un 28% se reserva su opinión, y a estos yo los supongo cachurecos, pero vergonzantes. Siempre ha habido cachurecos dignos en este país, que se avergüenzan cuando su gente incapaz abusa.
Y el Presi se ha ganado esa malquerencia a pulso, al mismo tiempo que su nueva esposa nos ganaba a todos con sus locuras felices y expresiones de cariño, don Ricardo se dedicaba a los negocios. Maduro no es una persona deshonesta (todo indica que paga sus impuestos de importación) pero no logró reformar nada, ni siquiera la Presidencia. La reforma del poder judicial está aún sujeta a prueba y el Legislativo con las auto condonaciones, ha estado mas podrido que nunca, con la utilización de los recursos institucionales para beneficiar una campaña personal, sobornando de paso a la “oposición” con dádivas. (¿Cómo le va ir a cobrar Micheletti la cuenta a Lobo?) Explíqueme Ud., que yo soy duro de la cabeza pero no tanto.
Y ¡cómo no le van a gustar los protocolos y las alfombras (simbólicas de bienvenida) y las recepciones en los palacios en donde sus anfitriones juegan a la monarquía. ¡O a la alta diplomacia! Aquí ni sus propios funcionarios le hacen caso. Los ministros le mandan a decir que están “muy ocupados” cuando los llama. Y en cambio si Pepe llama a la presidenta del Banco Central o al ministro de tal o cual acuden de inmediato, como antes, al mandato de Flores. Y Flores también se quejaba al final que ya nadie le hacía caso y que hasta le habían demandado a la Aseguradora de Hondutel, que quebró en vez de pagar, porque claro no quería ir a la cárcel el encargado, por negligencia. Pero al aserrucharle el piso al Presidente, el Estado pierde el control del proceso político. Peligroso asunto. El Estado descontrolado puede ser criminal.
¡Como no va a preferir estar lejos si el Rey y los demás presis le siguen acordando el trato amable que dicta el protocolo para un Jefe de Estado, cuando aquí, en su país, cualquier majadero contrabandista de gasolina o de bienes públicos se atreve a insultarlo, como si no fuera el representante de la nación y el Presi del Congreso lo increpa y ahora declara que “él no es amigo de los viajes”, así le escuché decir, aunque ha viajado hace unos días por EEUU a reunirse con George Bush y por la Unión Soviética (y le tengo envidia), y a todas las cumbres de los presidentes de las cámaras y a Taiwan recién. Y tampoco está aquí muy ocupado de los damnificados, porque prefiere pasar el día con los representantes de los partidos más reaccionarios del continente (el Colorado de Strossner y Arena de Daubuisson) reunidos en Tegucigalpa para considerar “los graves peligros del Poder Ciudadano”. (¡Estos creen que el pueblo es idiota!) ¡Sígannos haciendo la propaganda gratis mucha, que no tenemos suficiente lana! El problema no es la lluvia como dice la canción. El problema es que la partidización del Estado lo vuelve disfuncional. El problema es que el Presidente del primer poder que es el Legislativo aspire (como está prohibido) a la presidencia del Ejecutivo y por tanto esté en condiciones de subvertir como ha subvertido el Estado a su favor.
En otros países se exige a los presidentes pedir permiso a sus legislaturas cuando van a salir. Pero no tienen autoridad moral para negárselo estos legisladores nuestros y todas las amenazas de Lobo y de Pompeyo y del Hijo-del-Murciélago son vanas pantomimas. No tengo que calificarlo luego de decir lo que ha hecho. ¡Tenga dignidad Presi! Lo más seguro (nada es seguro salvo la muerte, y por eso todos deberían arrepentirse de sus pecados) es que ya no le va a tocar levantarle la garra erecta y acerada al Lobo en una celebración de triunfo, como después de las internas. Animo. Ya casi... llega el fin.
Rodolfo Pastor Fasquelle
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