08 diciembre 2005

¡Por fin, ... cordura!

Sí, ¡por fín! se ha impuesto la cordura.
La lástima es que no haya sido por convicción, como debería de haber sido normalmente, sino que impuesta por la fuerza de los hechos.
En estas condiciones, ha sufrido el estilo y la elegancia del candidato Pepe Lobo, que no ha sabido comportarse a la altura que requiere el sistema democrático.
Sea como fuere, al final, como no podía ser de otra forma, se ha impuesto lo obvio, lo evidente; que no es otra cosa, ni más ni menos, que la voluntad de los ciudadanos.

Y esa voluntad ha llevado a la Presidencia de Honduras a D. Manuel Zelaya Rosales, que va a tener el gran reto de iniciar un nuevo camino que permita a Honduras salir de sus muchos problemas y tomar la senda que situe al país en el siglo XXI y con ello permita mejorar las condiciones de vida de los hondureños, que por años han vivido en condiciones injustas y que merecen un mejor futuro.

Vamos a ver si el Sr. Zelaya cumple los compromisos que adquirió en la campaña electoral, todos importantes en función de lo dicho en el párrafo anterior, comenzando por el más inmediato: DAR A CONOCER AL PUEBLO LA SITUACIÓN REAL EN LA QUE SE ENCUENTRA EL PAIS.

El nuevo Presidente tiene el derecho, pero sobretodo la obligación, de pedir hasta la última cuenta a su antecesor e informar a los ciudadanos de esa rendición de cuentas, ya que ellos son los verdaderos dueños de Honduras.

Desde aquí, estaremos atentos (me voy a arrogar una representación que no poseo, pero que espero no me nieguen en esta ocasión mis compañeros del Foro Hibueras) al grado de cumplimiento del Sr. Zelaya y en todo aquello que sea para beneficio de Honduras nos encontrará dispuestos a apoyarle, pero nos encontrará radicalmente enfrente en todo aquello que sea un incumplimiento de lo ofrecido a los ciudadanos y que vaya en perjuicio del país.

¡Bienvenido, Sr. Presidente!