Crecimiento engañoso
Los gobernantes latinoamericanos participaron en la reciente cumbre de la Unión Europea con una agenda de marcado carácter económico tendiente a impulsar las relaciones comerciales acercándose al mercado europeo.
Las grandes potencias económicas latinoamericanas como Brasil y Chile aprovecharon la cita de Viena para defender sus intereses comerciales, mientras que los pequeños como el caso de Honduras apenas tenemos valor para agradecer la grandiosa cooperación que nos brindan los europeos, aunque en el campo comercial el tratamiento no es el que quisiéramos tener, especialmente por las restricciones que se impone al banano, que vuelven la comercialización de esta fruta poco rentable.
Sin embargo Europa tiene mucho que ofrecernos no solo en cooperación, sino en otros campos como la energía, donde los europeos tienen una valiosa experiencia que podemos aprovechar para el desarrollo energético.
Toda esta cooperación no debe ser desaprovechada por los gobernantes porque tarde o temprano los países amigos, europeos, podrían agotar sus buenas intenciones si llega el momento de reflexión en que se den cuenta que los hondureños no saldremos de nuestro propio atolladero por la actitud de dependencia a que nos hemos acostumbrado.
Por ahora la prueba mas elocuente de nuestro dependentismo es la suma que engrosa el tesoro nacional producto de las divisas que por concepto de remesas envían los hondureños que viven en Estados Unidos. Aunque este rubro fortalece nuestras reservas en dólares, no deberíamos contabilizarlo como parte de la producción bruta, porque nada es mas improcedente que lanzar las campanas al vuelo por el hecho de que la economía hondureña tenga en las remesas una plataforma de apoyo importante que fortalece nuestros indicadores económicos.
El crecimiento de la economía de un país debe ser en base a la inversión extranjera y nacional, en el desarrollo de nuevas empresas que contribuyan a masificar los puestos de trabajo, al crecimiento de la industria de la construcción, al incremento de la producción agrícola no solo de los productos básicos sino la diversificación de productos de exportación. Y a promediar las exportaciones con las importaciones de manera de equilibrar en todo lo posible el déficit comercial histórico que nos ha caracterizado como país subdesarrollado.
Si frente a la avalancha de productos extranjeros que nos llegará merced al TLC, logramos mejorar la competitividad, Honduras se ganará el respeto mundial y la cooperación de todos los países amigos ya no nos llegará por la compasión que nos tienen como parte del mapa conformado por los países miserables de la tierra como les llamaba el sociólogo Frank Phanon.
Europa nos contribuye por compasión, pero esa situación se terminará en la medida que los cooperantes se cansen al ver que nuestros dirigentes no nos gobiernan para sacarnos del atolladero sino mas bien para refundirnos por tanto desacierto cometido.
Así están las cosas hoy 16 de Mayo del 2006.
ABRIENDO BRECHA
Las grandes potencias económicas latinoamericanas como Brasil y Chile aprovecharon la cita de Viena para defender sus intereses comerciales, mientras que los pequeños como el caso de Honduras apenas tenemos valor para agradecer la grandiosa cooperación que nos brindan los europeos, aunque en el campo comercial el tratamiento no es el que quisiéramos tener, especialmente por las restricciones que se impone al banano, que vuelven la comercialización de esta fruta poco rentable.
Sin embargo Europa tiene mucho que ofrecernos no solo en cooperación, sino en otros campos como la energía, donde los europeos tienen una valiosa experiencia que podemos aprovechar para el desarrollo energético.
Toda esta cooperación no debe ser desaprovechada por los gobernantes porque tarde o temprano los países amigos, europeos, podrían agotar sus buenas intenciones si llega el momento de reflexión en que se den cuenta que los hondureños no saldremos de nuestro propio atolladero por la actitud de dependencia a que nos hemos acostumbrado.
Por ahora la prueba mas elocuente de nuestro dependentismo es la suma que engrosa el tesoro nacional producto de las divisas que por concepto de remesas envían los hondureños que viven en Estados Unidos. Aunque este rubro fortalece nuestras reservas en dólares, no deberíamos contabilizarlo como parte de la producción bruta, porque nada es mas improcedente que lanzar las campanas al vuelo por el hecho de que la economía hondureña tenga en las remesas una plataforma de apoyo importante que fortalece nuestros indicadores económicos.
El crecimiento de la economía de un país debe ser en base a la inversión extranjera y nacional, en el desarrollo de nuevas empresas que contribuyan a masificar los puestos de trabajo, al crecimiento de la industria de la construcción, al incremento de la producción agrícola no solo de los productos básicos sino la diversificación de productos de exportación. Y a promediar las exportaciones con las importaciones de manera de equilibrar en todo lo posible el déficit comercial histórico que nos ha caracterizado como país subdesarrollado.
Si frente a la avalancha de productos extranjeros que nos llegará merced al TLC, logramos mejorar la competitividad, Honduras se ganará el respeto mundial y la cooperación de todos los países amigos ya no nos llegará por la compasión que nos tienen como parte del mapa conformado por los países miserables de la tierra como les llamaba el sociólogo Frank Phanon.
Europa nos contribuye por compasión, pero esa situación se terminará en la medida que los cooperantes se cansen al ver que nuestros dirigentes no nos gobiernan para sacarnos del atolladero sino mas bien para refundirnos por tanto desacierto cometido.
Así están las cosas hoy 16 de Mayo del 2006.
ABRIENDO BRECHA
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home