19 enero 2007

Cabezas pétreas



Gloria Leticia Pineda
En verdad no sé que celebramos, pues la decantada Constitución de 1982 no nos ha dado gobiernos realmente democráticos.

Todos los seis presidentes han sido mediocres, negligentes e irresponsables.

Han condenado a la oscuridad a Honduras, ya que la educación ha sido descuidada, retrocede y se hunde; hemos quedado como el país más atrasado de América, consulte estadísticas.

Ésa es una deuda imperdonable de esos figurones de presidentes.

Desperdician la oportunidad de oro que el destino pone en sus manos para servir a la patria con excelsitud, entrega total, amor y humildad para el pueblo, a quien están obligados a servir, no para comportarse como amos.

Tomándolos individualmente, ¿cómo calificaría a Suazo, Azcona, Callejas, Reina, Flores y Maduro?

¿Se siente especialmente agradecido con alguno de ellos?

Una vez juramentados actúan como si Honduras les perteneciera en “dominio pleno” y la primera traición que cometen contra la patria es el gabinete que integran.

Se vuelve “el club de los amigos, de los parientes”, no escogen por probidad, capacidad o limpios antecedentes.

Es el puesto para tal fulano y no para una persona competente, con excelente disposición de servir a Honduras.

No faltan los presidentes que gastan millones del presupuesto nacional para mantener un alto y artificial perfil. Una persona arrogante no puede llegar a ser buen mandatario.

Con los “artículos pétreos”, la celebrada Constitución pierde su naturaleza democrática, pues son bárbaramente coercitivos, un cáncer, una especie de “lobotomía” mental que priva a los individuos, ciudadanos y políticos de usar su libre albedrío.

Tan malvada e intimidante es que cualquier ciudadano que insinúe cambio se expone a “jugar a la ruleta rusa”.

El mundo es vida, movimiento, cambio, riesgo, desafío y aventura y lo “pétreo”, su total negación.

Pregonan como gran conquista que la última Constitución asegura “la alternación en el poder”. No es ningún mérito, tiene una explicación plebeya: que a la salida del Estadio, después de cada toma de posesión, ya salen “velones” que vigilarán y pelearán para que no se interrumpa el proceso electoral.

Si no respetan algo tan sagrado como la Ley Electoral, entonces son analfabetos en democracia.

Pasamos en un proselitismo permanente.

¿Que Carlos Flores y Oswaldo Ramos “hablaron lindo”?

¿Cuándo en Honduras los problemas se han resuelto en base a verborrea? Son los hombres prácticos, lógicos y francos los que hacen caminar las cosas.

¡Cómo pierden tiempo valioso en esas guerras semánticas!
La celebrada Constitución que hoy cumple 25 años de promulgada no ha cambiado la mentalidad en el ejercicio del poder del ciudadano que ejerce la Presidencia.

El irrespeto a la ciudadanía es notorio, así como la prepotencia en sus actuaciones.

El ejemplo más fresco es el del presidente Zelaya, quien con desparpajo dice: “Ya lo ordené, ya lo decidí, ya lo mandé”.

La autoridad se tiene o no se tiene, no es un bien adquirible.

Si tan buenos imitadores somos, ¿por qué no inspirarse en el espíritu sincero de la Constitución de Estados Unidos? Comienza con “We the people”, lo que significa “El poder del gobierno viene del pueblo”.

En esa Constitución no hay nada “pétreo”, ha introducido 27 enmiendas, lo cual le da dinamismo y versatilidad al gobierno.

Ésos que pelean por tener como reliquia, a perpetuidad, los “artículos pétreos” aseguran que debido a ellos es que se ha mantenido el “sistema democrático” de estos 25 años.

Lo único que se ha evitado son los “golpes de Estado”, por lo demás, todo sigue igual. Se sigue abusando del poder, cualquiera que tenga un mediano rango burocrático trata a empleados subalternos, o público en general, con irrespeto.

Ya la cara del abogado, adalid de los “artículos pétreos”, semeja piedra, no se le mueve un músculo en ella, parece un “ícono” de la Iglesia ortodoxa.

El buen político debe ser veraz y de claras intenciones.

Si Micheletti y Flores quieren jugarse una posibilidad y la ley se abre para ellos, pues que la jueguen con honor, sin hipocresías y falsas palabras.

Como corolario: de nuevo están mostrando los políticos su inmadurez cívica y falta de vocación democrática al proponer los partidos mayoritarios, que tanto daño le han hecho al país y a los cuales nada les debemos, “votar en plancha”. ¡Eso es indecente! Peleemos porque esto no suceda jamás.

Eso de “votar en plancha” es enyuntar al electorado.

Lo primero que los hondureños debemos exigir es respeto, pelear por nuestro derecho al disentimiento.

De lo contrario, borren la palabra “democracia” y pónganle cualquier otro nombre vulgar.