21 febrero 2007

¿Obcecación humana o intereses económicos?

A veces los seres humanos nos enrutinamos tanto ante las cosas que enfrentamos a diario que al aparecer nuevos obstáculos agachamos la cerviz y continuamos rezongando, mascullando y protestando, pero aceptando esas situaciones adversas, contrariados, pero sin buscar las alternativas que sustituyan esos valladares.

Hay muchas situaciones de este tipo, hoy hablaremos sobre los combustibles fósiles que desde el precio de dos dólares el barril en los sesentas ha ascendido a más de setenta dólares y creciendo –se especula que el precio del barril pudiera ascender a mas de cien dólares, ante la inminente situación de que el crudo se agotará en los próximos cincuenta años o menos o por las maniobras de los monopolistas petroleros cuyas trasnacionales tiene ganancias de miles y miles de millones por año.

La hondureñidad sigue pagando y consumiendo combustibles cada vez mas caros y no busca alternativas y el mundo se comporta igualmente; aunque ya hay seres humanos que comienzan a buscar soluciones, a veces híbridas como el caso del gas LPG y gasolina; la celda de combustible; el sistema gasolina-electricidad; el biodísel, el etanol y otros productos de biomasa, pero son una respuesta paliativa no definitiva.

Se espera al auto de hidrógeno que limpiará el ambiente al no contaminarlo, sin embargo, para que se ponga al alcance del bolsillo popular faltarán lustros; y siempre estaríamos encadenados con el productor de hidrógeno que monopolizaría este nuevo negocio de billones, es decir, un uno seguido de doce ceros.

Existe una alternativa que está dando la respuesta con una estrategia que llega al 90%. Me refiero al auto impulsado por aire. Ya existe ese auto de origen francés y su oferta se ha extendido hasta el ómnibus de pasajeros para todos los tamaños. Su inventor, el Sr. Nègre, es un excorredor de autos de carrera quien ha estado trabajando en perfeccionar este auto singular desde hace unos diez años.

El vehículo impulsado por aire, de cinco plazas, cuesta unos ocho mil dólares, los ómnibus hasta 90 mil euros. El proceso es simple: El vehículo acarrea un tanque que se llena de aire a presión y éste impulsa el motor del auto durante diez horas, puede recorrer de doscientos a trescientos kilómetros.
Al acabarse la carga de aire se puede recargar en la casa del propietario durante la noche o en una gasolinera especializada que
cargaría el tanque en cuatro minutos por dólar y medio. El auto es modernísimo, tiene una computadora que da los servicios necesarios para el buen funcionamiento. El aire, una vez usado, sale tan frío que se utiliza para brindar aire acondicionado al vehículo. El motor, impulsado por aire, necesita que se le cambie un litro de aceite vegetal al recorrer cincuenta mil kilómetros.

Pueden imaginarse un vehículo citadino de uso personal o familiar gastando treinta lempiras diarios, o menos, para recorrer de sesenta hasta doscientos kilómetros diarios; ¿o a un taxista ofreciendo su carrera por veinte lempiras o menos, sin contaminar el aire, mas bien enriqueciéndolo con aire fresco?

En Honduras solo en Tegucigalpa y San Pedro Sula hay mas de quince mil taxistas que se beneficiarían con este sistema y los usuarios pagando menos por el servicio… pero, siempre ese gran PERO.
¿Quién quiere enfrentarse al monopolio mundial del combustible fósil y del automóvil? La infraestructura del sistema monopolista no permite que esta idea del auto impulsado por aire se propague porque el monopolio tendría sus días contados. Ni los periódicos que se las tiran de independientes se atreven; este tema lo he enviado a diario Tiempo por mas de cinco veces, pero mi amigo Quintanilla lo ignora como un racimo de bananos de cinco manos en bacadía de pobre.

Los interesados pueden buscar en la Internet por medio del buscador GOOGLE preguntado por: AUTO IMPULSADO POR AIRE y verán.
Asimismo, hay un nuevo invento de origen canadiense pero experimentándose en Brasil que es la turbina acuática semisumergida que puede producir de 59 hasta 250 megavatios a un costo de 15 dólares el megavatio, puede instalarse en unos dos meses y no requiere de las grandes inversiones de la represas hidroeléctricas que se prestan a negocios opacos y turbios.

De esta manera se le daría un puntapié a las térmicas y nos liberaríamos de estar manteniendo y pagando esos ajustes por combustible que actualmente toda la hondureñidad paga.

Marel Medina Bardales