12 abril 2007

Perfiles psicológicos de los candidatos públicos

Lo que se expresará en este comentario ocasionará, sin duda, alguna controversia entre los lectores. El planteamiento no es original, ya que algunos países analizan este proyecto con seriedad.

En Honduras ya no causa asombro, sino un desprecio Interior, observar cómo los políticos tradicionales: los candidatos autopostulados en su mayoría -hay sus poquísimas y honrosas excepciones- se desgañitan lanzándose insultos unos contra otros, golpeándose el pecho como exhaustas margaritas y expresando cuán fieles y afanosos han sido con su partido; y gritando a los cuatro vientos el derecho cuasi divino que tienen para optar a una candidatura autonominada; y no se les escucha plantear un pequeño programa de trabajo, nl en teoría, de lo que harán una vez en el poder.

Con pesadumbre puede decirse que nunca hacen planes de trabajo, ni muestran ningún Interés por su labor como sirvientes públicos. ¡Para qué!, si el interés avieso es buscar una vida agradable, regalada y cómoda, restregar ante la opinión pública la ostentación del poder con los fondos del erario nacional.

El hombre en los principales actos de su vida busca a las personas o instituciones adecuadas e idóneas para solucionar sus problemas; por ejemplo, escoge a un maestro para la educación de sus hijos; contrata a un ingeniero o un maestro albañil para edificar su casa; a un médico para tratar la salud personal o familiar o en su defecto a un curandero; a un experimentado piloto para viajar por avión o por barco; a un guía para conocer lugares desconocidos; a un empleado fiel o amigo de confianza para cuidar su casa o propiedad cuando sale de viaje; a un zapatero para comprar o reparar sus zapatos; a un sastre para sus vestimentas… Sin embargo, para encargar la dirección de la nación, del bienestar y la seguridad de la vida colectiva de nuestros conciudadanos apenas pide referencias específicas de los candidatos, cándidamente acepta las palabras dulces y farsas de los candidatos y se contenta con que éstos tengan buen aspecto y que hablen muy bonito para decidirse a escoger entre los candidatos a la presidencia de la República, al Congreso Nacional, a la Corte Suprema de Justicia, a un ministerio del gabinete, o a la alcaldía de una ciudad o un pueblo.

Asi que parece no importar si ese candidato es un ladrón común y corriente, un ladrón de cuello blanco, un asesino, un mentiroso, un interesado en enriquecerse con los fondos nacionales, un megalómano, un loco o un inepto. Para esta labor tan delicada como es la de dirigir la nación y administrar los bienes y el futuro de la ciudadanía no hay requisitos esenciales que tipifiquen los valores humanos, morales y éticos a su más alto nivel.

Lo que a continuación se expresará causará sin duda ira y controversia pues podría considerarse como una idea atentadora contra los derechos humanos y contra el derecho natural de optar a un puesto público por medio de la elección popular. Esta idea es audaz y hasta parecerá, para algunos, abominable si la consideran a la ligera, pero que tiene mucha razón aunque parezca utópica y pueril.

La idea es la siguiente: Toda aquella persona que desee lanzarse como candidata a un puesto público de elección popular deberá someterse a un perfil psicológico para conocer su estado mental, los posibles trastornos síquicos, manías y otras actitudes aberrantes que influirían en su comportamiento como empleado o servidor público con poder de decisión sobre otras personas El perfil psicológico permitiría al pueblo hondureño librarse de sicópatas, desequilibrados y enfermos mentales, locos, payasos y napoleones en potencia, líderes, mesiánicos y jingoístas... Esto parecerá ilusorio mas débese recordar que los principales lideres que participaron en la Segunda Guerra Mundial algunos eran desequilibrados, otros eran asesinos y otros inválidos o enfermos. Entre los primeros podemos citar a Adolfo Hitler; a José Stalin entre los segundos; a Franklin Delano Roosevelt y Winston Churchill entre los enfermos; y a Benito Mussolini entre los payasos.

Pero eso no es todo, en nuestra época tenemos personajes muy pintorescos y ominosos a cual mejores ¿Qué podemos decir de algunos líderes o jefes de Estado como: Jomenei, Gadafi, Idi Amín Dada, Mao Tse-tung, Lon Nol, Pol Pot, Somoza, Trujillo, Carías, Ubico, Stroessner, Pinochet, etc? ¿O personajes tontos, necios, soberbios y vacíos como Suazo y Alvarez?
Estos han sido gobernantes y dictadores, ridículos y patéticos que han hecho pasar al mundo y a sus respectivos pueblos, momentos de angustia, terror, dolor y muerte.

No creen, afables lectores, ¿si no es tiempo ya de impedir que Honduras siga dirigida y gobernada por personas improvisadas, incapaces o mentalmente afectadas, que por alguna circunstancia fortuita llegan al poder a destruir nuestro futuro pues no saben cuál debe ser su función como gobernantes.

Marel Medina Bardales

1 Comments:

At 06 junio, 2007 03:46, Anonymous Anónimo said...

Me parece un comentario pintoresco. Primero, porque le pide peras al olmo al esperar que la politiquería nos mande candidatos previa certificación siquiatrica: imposible; y segundo, hace una enchilada de "dictadores" que actuaron diferentes momentos históricos y de los cuales hay diferentes juicios, a los que según mi pobre criterio, no se deben comparar ni mezclar por "rídiculos y patéticos" sino en función de los beneficios que varios de estos han traído a la humanidad. Claveles a Somoza, Strossner, Carias y otros en el infierno.

 

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