La ceguera con la ALBA
DESDE 1969, año en que se produjo la guerra entre Honduras y El Salvador por cuestiones comerciales diferenciadas y debido a la presencia de la economía estadounidense dentro del Mercado Común Centroamericano (la que hoy es la Gran Plaza Morazán, en el centro de San Salvador, se llamaba 'Plaza Rockefeller'), el pueblo hondureño ha estado sin comunicación directa con países hermanos del Sur y del área insular. Al comenzar desde ese año el gran mercado cautivo que enriqueció a unas pocas familias hondureñas, con el costo inicial de cinco mil muertos causados por la guerra, la clase minoritaria económicamente poderosa también aisló a la población en relación con sus oportunidades económicas, sociales y políticas. Desde entonces la pirámide social ha funcionado con una cúspide mínima cimentada sobre alianzas económicas, partidistas, y familiares con férreos cerrojos de todo tipo para impedir la movilidad social y, desde luego, cualquier intento desarrollista.
Ahora que ha comenzado el siglo XXI y los países latinoamericanos se aprestan a unir esfuerzos para defenderse de las hegemonías globalizadoras y cuando se produce la llegada de gobiernos que definen su nacionalismo en torno a la justicia, la equidad, el respeto a la soberanía, la cooperación, la solidaridad, el desarrollo y la autodeterminación de sus pueblos; con especial énfasis en el desarrollo humano y social, político y económico, a la clase pudiente hondureña se le hace sumamente difícil hacer espacio a los demás seres humanos cerca de sus costillas y al lado de sus enormes privilegios.
Es en este marco que aparece la ALBA, Alternativa Bolivariana para los pueblos de América, un proyecto unitario como el que hace más de ciento sesenta años quisieron Morazán y Bolívar. Un proyecto que significa intercambio comercial sin predominios, si no con preeminencia en las agendas sociales.
La República Bolivariana de Venezuela ofrece a los hondureños sus Petroalimentos, el Banco del Sur, la Telesur (servicio satelital para telecomunicaciones) y Honduras podrá suscribir convenios de cooperación en educación, salud, infraestructura, deportes, ciencia y tecnología; así que, siendo que el ALCA es un acuerdo global entre comerciantes es fácil discernir que por qué la ALBA aparece con estrategias que favorecen a las naciones latinoamericanas que llevan más de quinientos años de ser explotadas y saqueadas por voraces conquistadores y aventureros desde afuera y desde adentro de sus propios países. En la ALBA se plantea que "no se hará realidad con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos; sino con una amplia visión latinoamericanista." Si eso es así, la ALBA se basa en principios cercanos a los beneficios y al desarrollo de los pueblos y no al vértice predominante y consuetudinario de la explotación social.
Durante los últimos días la oligarquía hondureña, empoderada con recursos de influencia y dominación -exhibiendo una prepotencia nunca vista- y parapetada tras sus medios de comunicación ha arreciado con gran violencia para, mediante una desinformación lanzada desde hace meses, tratar de atemorizar a la ciudadanía tergiversando los objetivos de la Alternativa. Han escrito en campos supuestamente pagados diatribas vulgarmente surrealistas como la de que ALBA es un acuerdo de armamentismo y hasta han hecho hablar a un ex presidente –Maduro- cuyo gobierno ha pasado por ser uno de los más corruptos de nuestra historia democrática, para decir que "no hay que morder la mano que nos alimenta". Con tal dechado de servilismo sólo se puede comprobar que, con sus propios ladridos, la oligarquía hondureña piensa como can.
La ALBA es un acuerdo de múltiples intereses sociales entre Honduras y los cinco o seis países que la conforman y, si el ochenta por ciento de las exportaciones nuestras va hacia EEUU y Europa y las importaciones SIEMPRE han sobrepasado la tasa, ¿cómo puede ser posible que los EEUU quieran mover su poderosa maquinaria guerrerista para detener un flujo comercial que les es y siempre les ha sido favorable; si, como siempre, su único objetivo es la defensa de sus intereses económicos? La Alternativa Bolivariana para las Américas y sus programas tendrán, en primera instancia, dos años de vigencia; pero antes de que empiece ya han dejado nuevas formas de colaboración entre Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y otros países en los que se ha favorecido de manera directa al pueblo.
Si ya existe el gran comercio entre Venezuela y Estados Unidos y la primera ocupa el cuarto lugar entre los países que exportan petróleo a la gran nación del Norte y de allá recibe desde electrodomésticos hasta autopartes, ¿cuál, si no el servilismo perruno, es la razón para que nosotros no tengamos la libertad de concertar acuerdos con quienes queramos? La República Bolivariana de Venezuela ya ha desplegado, desde el inicio de esta estrategia, varios y efectivos concursos sociales para favorecer preferencialmente a los países latinoamericanos, incluyendo a Honduras, con los que tiene relaciones. Cuba, por su parte, a través del sistema educativo denominado Yo Sí Puedo ha alfabetizado a más de cincuenta mil hondureños y ha preparado a más de cinco mil maestros. Las Brigadas Médicas Cubanas en los últimos 8 años han atendido más de 15 millones de consultas y casos relativos a la salud de la gente pobre hondureña; han hecho más de ocho millones de visitas domiciliarias, han salvado 230 mil vidas, han atendido 80 mil partos y han practicado 450 mil operaciones. En la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana estudian actualmente casi mil jóvenes hondureños y de dicha escuela se han graduado ya quinientos médicos que se encuentran en sus comunidades sirviendo a su propia ciudadanía. En el campo deportivo Honduras cuenta con once técnicos cubanos que se dedican a distintas disciplinas y precisamente, con una de ellas Honduras participó en los Juegos Olímpicos de Beijing. Debido a la Misión Milagro 24 mil pacientes con problemas de la vista han sido atendidos y dos mil de ellos han sido atendidos en la Isla. Lo mismo ha hecho el gobierno venezolano; más de tres mil hondureños y hondureñas han recuperado el uso de su vista viajando gratuitamente a Venezuela y recibiendo tratamientos y estadía gratuita. La República Bolivariana de Venezuela ha abierto a nuestros países las puertas de Petrocaribe para la importación de combustibles que se pagarán al crédito y con productos agroindustriales como muestra de un amplio índice preferencial. Que nosotros sepamos ni Cuba nos quiere convertir en comunistas ni Venezuela en socialistas y tampoco la ALBA será pábulo para que nos comamos "a los niños en el desayuno".
Lo que resiente la ultraderechista oligarquía hondureña es que la fuerte tendencia de Latinoamérica, de cara al siglo que comienza, sea la búsqueda de su autonomía, su integridad territorial y, como los demás países que ya la han firmado, la dignidad de sus pueblos de frente a la constante y a veces brutal supremacía norteamericana. El temor radica en que la ALBA fue idea del presidente venezolano Hugo Chávez, y ese hecho tiene, según la aterrorizada minoría influyente "visos de socialismo". Que sepamos, el socialismo del siglo XXI deberá tener como propósito básico redimir a la pobrería y unir a los pueblos, no matarlos, ni bombardearlos ni conquistarlos. Con la ALBA lo que hay es una declaración de principios y objetivos que conllevan el desarrollo económico y social para fomentar la unidad de la América Latina y el Caribe.
El aspecto militar no aparece por ningún lado en la creación de la ALBA y este fantasma convertido en falacia proviene de la utilización retorcida de conceptos vertidos por el presidente brasileño Lula da Silva en el sentido de que "Latinoamérica tendrá que hacer acuerdos armados para defender su patrimonio, incluyendo el agua que se genera en la Amazonía, ya en la mira de los privatizadores". Por lo contrario, los hondureños ya podremos acceder en el futuro, utilizando las vinculaciones que estamos estableciendo, a algunas instituciones que se han creado y se están creando en América del Sur -fuera del contexto de cualquier idea armamentista- como el Banco del Sur, que pretende apoyar "todas aquellas inversiones que atiendan a la reconversión productiva, a la inclusión social, a la integración física de nuestros países y al desarrollo global de proyectos estratégicos y que tengan acceso a él el más fuerte y el más chico, que no sea selectivo, sino solidario".
Honduras continúa con los tratados internacionales de libre comercio que ha firmado con otros países como Estados Unidos, Taiwán, Panamá, Chile, Colombia y el tratado de Asociación que se negocia con Europa, ¿por qué no habría de integrarse a la ALBA?
Los mercados cautivos, la ignorancia de los pueblos explotados y el servilismo son, sin duda, catecismo de nuestros oligarcas para quedar bien con el 'buen vecino'. ¡Vaya servilismo! ¡Vaya vecino!
Eduardo Bähr
Etiquetas: ALBA, Eduardo Bähr
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