15 agosto 2008

Las inconsistencias de Elvin


“En Honduras los diputados son mas baratos que las mulas”.- Samuel Zemurray


De “llanta de repuesto” que dijo antes que era de Roberto Micheletti, Elvin Santos ha pasado a ser su mayor retador. Rehúso opinar sobre su habilitación o inhabilitación porque, después que se “habilitó” al Presidente de El Congreso, yo renuncio a entender la jurisprudencia del tema. No veo como podría prohibirle La Corte al Vicepresidente del Ejecutivo lo que le permite al Presidente del Legislativo. Ni como puede el Vicepresidente pedir opinión a La Corte, cuando ese tribunal ya estableció que la reforma constitucional que creó la Vicepresidencia era inconstitucional? Además, me importa más el fondo del asunto, del cual se desentiende siempre el formalismo jurídico. Porque inconcebible no es y se ha permitido en otros sistemas políticos. Nixon era vice de Eisenhower y Gore de Clinton. Si bien ambos eran figuras políticas antes de ser vicepresidentes y ninguno administro recursos publicos..

Disiento de la practica de repartir entre los diputados recursos que pueden ser usados a discreción. Puede ser legal. Darles subsidios con recursos del Congreso es una práctica de “gran tradición”; eso hicieron Montoya, Irias Navas, Cabro Negro y también El Profe y El Lobo, cuyos diputados se siguen beneficiando. Así se han hecho aquí las fiestas desde tiempo inmemorial, supuestamente para que hagan “obras” o repartan entre electores. Pero el precedente no lo justifica y si, además, estos subsidios se entregaron con preferencia para una facción, con el agravante de estar en plena campaña, hace bien José A. Saavedra en denunciarlo, porque los diputados no han sido electos para esto si no para legislar y ejercer la acción contralora del Estado. Repartirles dinero para que repartan desprestigia a las instituciones, distorsiona la competencia entre contendientes oficialistas y retadores, dejando a estos últimos en grave desventaja, genera desorden y resentimiento, desvirtúa la vida cívica, socava el debate público, reproduce la extorsión del caciquismo, prostituye a quien lo acepta, invita a la corrupción y le resta eficacia a la inversión pública, dispersándola sin mas estrategia que la electoral. Y por eso no se hace esto en ningún país de respetar.

Peor todavía si se reparte dinero clandestinamente. Porque el nuestro es el gobierno de la transparencia y nadie tiene derecho de usar recursos públicos fuera del escrutinio ciudadano, salvo para fines calificados de seguridad. Y porque entonces ¿de que sirve focalizar recursos para llegar como debemos a los más necesitados? ¿como es que no hay recursos para el patrimonio cultural, ni dinero suficiente para los proyectos sociales planteados en la ERP como compromisos de Estado? Según pienso El Tribunal de Cuentas debe investigar a quienes recibieron el dinero y deducir las responsabilidades que correspondan. Pero yo soy un reformista. Elvin no. Y no le interesa la ética de la cosa en si, ni la eficiencia como ha quedado en evidencia.

No se si se les puede pedir a los políticos que sean consistentes. Se les debe exigir que propongan algo sustancial en vez de un teatro de sombras. Hoy sé que, a pesar del aliento que le dio el Presidente Zelaya, a Elvin, como a otros, a pesar de ingratitudes y desplantes, hoy sé –repito- que la candidatura del Vicepresidente es una propuesta vacía, inconsistente y contradictoria. Es inconsistente que Elvin asegure que Micheletti “se contradijo cuando primero aseguro que no buscaría la candidatura y después se lanzo”, en cuanto él se autoproclamaba entoncessu seguidor. Y es inconsistente que ataque a Micheletti por manejar fondos del Congreso para ser candidato y, al mismo tiempo, se proclame candidato mientras maneja media docena de “programas presidenciales” como La Comisión de Valle de Sula y El Plan Trifinio y La Ruta del Quetzal e instrumentaliza el I.P. que, con recursos públicos, lo felicitan en los medios, por sus cumpleaños…como que yo me hiciera felicitar por el IHAH, el Gabinete Social y el Ministerio de Cultura.

Es inconsistente que Elvin denuncie el darle subsidios a los coordinadores de Micheletti quejándose de que a él no le dan lo mismo. Porque entonces para ser “justos” habría que darles a los coordinadores de todos los nueve movimientos (9x18), mas los de los demás partidos (3x18), un milloncito a cada uno al mes y la multiplicación quizás salga más cara que los mil millones que querían repartirse con cuchara de palo El Lobo y El Chele en la casita de la abuela. Y es inconsistente que diga que es “leal” a El Presidente cuando responde con una extorsión y una difamación a la extorsión que denuncia. Y la contradicción deriva de ese doble papel, que no debería estar jugando, de ser a la vez Vicepresidente y candidato.

Fue relativamente tonto de mi parte escribirle hace meses a Elvin Santos para proponerle que abanderase “las reformas”. Después de todo ¿de donde salió el? ¿Cual voluntad popular lo impulsó desde que plataforma de servicio social o publico, a su exaltadísima posición actual? ¿Acaso no se autoproclamó rodista, suazocordovista y florista? ¿Podemos creer que se convierta en abanderado del cambio democrático cuando confesó formar parte del escuadrón que “quita y pone presidentes”? Pero cuando supe que Elvin se estaba lanzando como candidato, cometí la ingenuidad de escribirle una carta que no se si llegó a sus manos, porque nunca la respondió y que quizás no entendió, si la leyó porque, desde hace, tiempo descubrí que -para decirlo de modo benévolo- Elvin es un hombre que piensa dentro del molde estrecho del guacal, y debe tener por ende pocas simpatías para lo que se plantee desde una posición critica profunda. Le decía en mi carta dos cosas: una que el podía impulsar su candidatura si abanderaba las reformas políticas que necesita el sistema para democratizarse, y que si quería legitimar su aspiración tenia que renunciar, ya que no a la condición irrenunciable de Vicepresidente, a los recursos públicos que manejaba.

A Elvin no le interesa la democracia ni el campo de juego nivelado, ni la institucionalidad. Porque es en virtud del cinismo tradicional del que ahora se queja --y no de un afán de democracia-- que relegó a los lideres que le dieron imagen y que le permitieron sobrevivir como candidato mientras ponía en primer termino de su planilla a genuinos delincuentes de la política, ladrones de elecciones, campeones olímpicos de la magia negra electoral quienes incontinenti procedieron a jugar con él, los veinte tránsfugas que, a ultimo momento, le hicieron el favor de saltársele del corral, dejándolo con las planillas incompletas para la inscripción, que solo salvó por la antigua disposición del CCEPL a “dejar hacer y dejar pasar”. De modo que no tiene Elvin bandera ética con que repudiar la practica tradicional, ni discurso creíble con que denunciar el privilegio tradicional perverso. Y habrá que buscar otro abanderado de las reformas, de la ética pública liberal, de la democracia y de la credibilidad.

Rodolfo Pastor Fasquelle

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