26 agosto 2008

DESATANIZANDO LA IZQUIERDA

Esta claro que desde la perspectiva económica y social, la Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA) representa un apoyo importante para Honduras, en momentos en los cuales nuestra economía depende tanto del petróleo.

Yo creo que el presidente Zelaya Rosales hace bien en aprovechar estas oportunidades, y mucho mejor se desenvuelve cuando no le presta mucha atención a quienes quieren politizar el tema, o a quienes, como vulgares lacayos de oficio, ladran en los medios para quedar bien con el Tío Sam, sin que este se los haya pedido.

Pero al margen de lo concreto (de lo económico o social), existe otro impacto importante del ALBA en la vida nacional, y es la elevada relevancia que para la política nacional implica que se establezca cercanas relaciones con gobiernos que se ubican ideológicamente en la izquierda latinoamericana; porque esto demuestra el espíritu pluralista y tolerante de nuestra diplomacia.

Porque así como podemos tener un Tratado de Libre Comercio con país como Estados Unidos, que es conducido por sanguinario presidente de derecha, así también tenemos una alianza solidaria con la “izquierda carnívora” de América Latina, en una cruda versión de la Realpolitik, aprovechando la inversión maquiladora y el financiamiento concesionario a los carburantes, sin importar si estamos negociando con Lucifer.

Así son de amorales los asuntos de Estado.

Pero como les decía, la decisión del mandatario hondureño de incorporar a Honduras al ALBA trae algunos efectos de carácter político, que en el exterior son importantes, pero a lo interno del país también tendrán sus efectos.

Por ejemplo, es una extraordinaria oportunidad para que la izquierda hondureña resucite y diseñe una estrategia eficaz para insertarse en la vida política nacional, ya sea por la vía de fortalecer las instituciones partidarias de corte socialista y/o socialdemócratas (UD y PINU), o apostándole a un bloque amplio progresista que incluya a todos los sectores no tradicionales de la nación.

Y digo que la decisión presidencial tendrá un impacto importante en el ordenamiento político nacional porque muchos interpretaran la comparecencia de Evo Morales, Hugo Chávez y Daniel Ortega como la pulverización del maniqueísmo doctrinario que ubicaba a los derechistas en el cielo a los izquierdistas en el infierno.

Zelaya Rosales, al recibir con honores a los presidentes del ALBA, demuestra que en Honduras se puede respetar la ideología de los líderes de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia, como también se ha respetado en el lejano pasado las ideas oscurantistas de Reagan, o se pudo –sin vomitar- recibir al bárbaro de John Dimitri Negroponte.

El Presidente de la República, con la manifestación multipartidista y multisectorial que ha organizado en las inmediaciones de la Casa Presidencial en el marco de la suscripción de adhesión al ALBA, marca un antes y un después, un parte aguas, en la vida política nacional, pues desataniza a la izquierda, legitima su presencia en la vida nacional, y da un mensaje claro a todos aquellos que simpatizan con ideas de este tipo: en Honduras se tolera todas las corrientes de pensamiento y cada quien es libre de profesar las ideas políticas que estime conveniente.

Y los efectos ya se ven.

“Salen debajo de las piedras” me dijo un cercano colaborar del Presidente de la República; me hablaba de la enorme cantidad de personas que simpatizan con el ALBA, y que en el pasado pertenecieron a sindicatos, gremios y organizaciones político-populares de carácter izquierdista, que fueron de forma peyorativa denominados “ñangaras”.

Cada quien se ubica donde su fuero interno le señale, por lo que es justo decir que comunistas, zurdos, flacos, gordos y otros, se sienten legitimados, y a diferencia de aquellos tiempos en los cuales el carnicero Gustavo Álvarez Martínez andaba persiguiéndolos, hoy, todos “quieren darse color”.

Y es que ya no tienen miedo de salir a la calle; por ejemplo, esta semana Gladys Lanza dijo que ella era izquierdista, “aunque no renegada”, Matías Funes y Carlos H. Reyes están convocando para el martes a una reunión de las “Izquierdas” del país a reflexionar, y aquí en El Progreso, el hijo de Amaya Amador planea un relanzamiento de su trotskista “Partido de los Trabajadores”.

El actual régimen liberal les ha quitado el miedo, los prejuicios y temores. Ha dado la gran oportunidad que esperaban los izquierdistas del país, compensando un poco, los perjuicios del histórico “pensamiento único” que nos ha hecho creer que aquí no se puede ver más allá que con el lente roji-azul del bipartidismo hondureño; en suma, se ha quitado la telaraña que cubría el encéfalo patrio.

Yo veo todo esto bien.

Me alegra que a partir de esta fecha las organizaciones que así lo deseen y sientan, puedan consolidarse, y presentarse ante la sociedad y los electores como izquierdistas; sin los temores de antaño, sin la desconfianza de ser perseguido por su pensamiento, sin pánico, y fundamentalmente esforzándose por plantear soluciones a los grandes problemas del país.

Ya la resistencia se ha hecho sentir: los reaccionarios de siempre, los empresarios timoratos e ineficientes, la derecha nacionalista y más de algún siervo a sueldo de los intereses estadounidenses.

Seguro que ya hay quienes piensan en la necesidad de revivir la APROH o montar algún escuadrón anticomunista, siempre hay orangutanes políticos que se resisten a extinción.; sin embargo, nada de esto debe detener este proceso de consolidación del Estado de Derecho, en el cual todos tengamos la libertad a expresarnos, organizarnos y difundir nuestra opiniones sin el temor a ser acosados.

Así ya podremos tener un verdadero abanico de oportunidades para los electores: los de un lado, los del otro, y –ahora si- los verdaderos liberales.

Posdata: Manuel Zelaya Rosales dijo hace unos días –en cadena nacional- que el profesaba el “liberalismo socialista” pasando a la historia como el primer presidente hondureño en ubicarse a la izquierda del espectro ideológico nacional; si bien es cierto, sectores progresistas del Partido Liberal se colocaron en la “Izquierda Democrática” en 1966, ellos estaban en la oposición desde donde se es fácilmente tentado a aparecer como revolucionario. Pero autoproclamarse socialista desde el poder, es sino un atrevimiento, por lo menos una manifestación preñada de voluntad por aparecer repelente al arcaico sistema que impera en Honduras.

El Progreso, Yoro – 24 de agosto de 2008

Omar Rivera

Comentarios: ml_rivera@hotmail.com

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