02 agosto 2006

187 días “extraordinarios”

Hoy cumple 6 meses 3 días (4,488 horas) el gobierno que preside el Br. Manuel Zelaya Rosales. El grado académico del máximo dirigente de nuestra avergonzada Honduras es con lo que enfrenta los retos de exigencia, capacidad y competitividad para superar el subdesarrollo “cuartomundista” que nos atora y cuyos resultados sufre el pueblo plagado de analfabetismo con todos sus pesares, con una educación primaria deficiente, asediado por una media mediocre que va tomando posesión clave donde no cabe, más una multitud profesional titulada sin dominio de conocimientos y una insatisfecha clase de gente preparada, pero marginada de los puestos de gestión para la toma de decisiones.

Zelaya, sin cálculo preferencial por el saber que deviene el cargo que ostenta, al cumplir 100 días de ofender a los pensantes que somos más de los imaginados por él, dijo: “No puedo en 90 días hacer lo que no se hizo en 400 años”. Se encasqueta el sombrero y se embota el cerebro. Sería pedir en demasía si ya dio su cuantía al no resolver lo que en 187 días ha enredado con su incongruencia y falta total de capacidad para mantener la gobernanza.

La estructura equivocada del gobierno que conformó, de acuerdo a su haber y entender, es garantía del fracaso anunciado. Debe aceptar su imprudencia temeraria, que se excedió mintiendo y que este pueblo dejó de ser baboso desde que gente como él lo incitó a la protesta callejera para obtener votos y que la jefa de su partido lo instruye con un giro populista recalcitrante y fracasado.

“Yo soy el cambio”, repetía. El que cree ser dueño de la verdad, promete sin cumplir, es inseguro, desprecia consejos y se nota injusto y falto de visión, difícilmente genera entusiasmo ni induce al cambio. Equivocarse y tener la gallardía de pedir comprensión es de hombres inteligentes. El poder no provee neuronas. Repetir errores y sentirse inédito es aceptar que “el político de oficio suele ser el representante más genuino de la vulgaridad”. Miguel de Unamuno.

Zelaya pretende distribuir su incapacidad entre sus colaboradores. Muchos que lo acompañan desde el inicio de esta aventura están arrepentidos, porque creyendo que podrían no han podido con ese proceder variante y porque el desprestigio los señalará con el mismo yerro que marca la incompetencia presidencial. Hugo Noé Pino, más inteligente que político, se fue donde entiende y es entendido; advirtió la indisciplina y previó el desastre financiero que ya está tocando el fondo de las arcas nacionales y al Fondo Monetario Internacional que las controla. Otros se irán pronto.

“El Presidente ha realizado una labor extraordinaria... el país tiene una herencia terrible”, Milton “Canciller” Jiménez. Seguro lamenta los 16 años liberales y los 8 de nacionalistas. Óscar Andrés “Cardenal” Rodríguez asevera: “Cuando un funcionario no cumple, hay derecho de la ciudadanía a decirle que se retire del cargo”. Le creo al Cardenal.

Extra ordinario (no extraordinario) es que haya hecho 11 viajes internacionales sin que nadie pueda quitarle el crudo atavismo conque nos ridiculiza. “Ya nos debemos ir acostumbrando”, M. Jiménez Puerto. En la última paseada dejó a la deriva al país. Olvin Rodríguez tipifica como delito el incumplimiento de las funciones que impone la constitución (EL HERALDO 29-VI-06) y que “cualquier ciudadano puede promover una acción en su contra”.

El connotado abogado y dirigente liberal debe demandar a su correligionario en nombre de 7 millones de hondureños pasmados por tanto valemadrismo. Br. Zelaya: “Tráigame los juristas que dicen que hay impedimento legal... hoy donde existe desde la internet, la tele-conferencia virtual... puede agarrar un teléfono y comunicarse... las condiciones hoy a través de la aviación y transporte aéreo” (errores de origen). Buen reto, Olvin.

¿Qué nos espera de un Presidente que juega a la ingobernabilidad, con desorden de inusitadas acciones e improvisando incitadas reacciones? Él lleva 187 días de obnubilante poder, a nosotros nos faltan 30,522 horas de pesadillas y vergüenzas.


Gaspar Vallecillo Molina