24 agosto 2006

El Aeródromo de Río Amarillo (a Marlina Dubón de Flores)


Empecé a enterarme de este tema siendo un particular en el gobierno pasado, a través de la prensa, porque en este país de opacidades eso es lo único disponible para un ciudadano común y corriente, la prensa. Y me di cuenta fácilmente de las irregularidades cometidas por el gobierno anterior en su empeño terco por aprobar el proyecto a troche y moche. Irregularidades que constan en el registro: la torpeza de formar una comisión sin expertisse en materia arqueológica no digamos turística o aereoporturia para recomendar un curso de acción y luego el desconocimiento arbitrario de esa comisión. El establecimiento por parte del PRDVC de una metodología para selección del sitio que después fue desconocida. La pretensión de entregar informes técnicos y elaborar un plan de manejo que no satisfacían normas y criterios técnicos internacionales vigentes, como para salir del paso, etc. Y desde la llanura, puesto que había alguna objeción (no sabia yo su calidad) y el aeropuerto podía satisfacer otras funciones de transporte regional si se construía en La Entrada, no entendía porqué se insistía en construirlo en un lugar que parecía al menos polémico. Publiqué esa opinión meramente razonable.

Antes de asumir el cargo de Ministro tuve una serie de reuniones con los opositores del proyecto y también con la joven arqueóloga experta en el sitio vecino más inmediato. Y como soy responsable, al entrar al gobierno, me dediqué a estudiar la información institucional, organicé una serie de reuniones con los arqueólogos (estadounidenses, europeos y nacionales) y con técnicos de Turismo, que me explicaron sus puntos de vista. Le pedí al Presidente que detuviera la firma y la ceremonia de la primera piedra hasta después de que, por un lado forjásemos una política de Estado responsable sobre el tema y lográsemos al menos agotar las instancias para resolver la objeción de UNESCO, que empezaba a entender que se basaba en una serie de malos entendidos. Ese era mi deber.

El Ministro de Turismo tuvo paciencia para explicarme que el proyecto no era un aeropuerto regional, para el cual no había un fundamento, si no un proyecto de desarrollo de un aeródromo turístico, para atender al Sitio Arqueológico de Copan. Me explicó también que el proyecto, que forma parte del Plan Nacional de Turismo Sostenible, no se podía construir a setenta kilómetros de distancia del Parque y setenta kilómetros de camino tortuoso sobre una topografía montañosa, con mas de doscientas curvas sobre abismos y continuos deslaves y hundimientos, especialmente porque entonces nuestro aeropuerto no podría competir con el guatemalteco, a siete kilómetros del Parque, al otro lado de una frontera que hoy ya es de libre transito, lo que pondría en precario a la industria turística nacional. Y me explicó al final el vínculo que el aeródromo tiene con el plan estratégico para desarrollar la industria sin chimeneas en la Costa Norte.

Me reuní asimismo con la comunidad local, con representantes de los chortis y con la cámara de turismo local y nacional así como con los alcaldes de los municipios del Norte de Copan (Cabañas, Santa Rita y Copan Ruinas) que –luego- en Asamblea de Poder Ciudadano han pedido que adelantemos el proyecto.

Agoté los estudios. Y me reuní con varios de los opositores del Proyecto también. Con Miguel Calix, que ha sido respetuoso si infidente y a quien llevé con otros altos funcionarios al sitio, a hacer una de varias inspecciones de ojo, sobre el terreno, para investigar los extremos del tema y los beneficios que podría acarrear el proyecto para el Patrimonio, que es lo que me toca a mi en lo particular como Presidente del IHAH y Ministro de Cultura. En todo ese proceso, he logrado comprobar que las oposiciones al aeródromo en Río Amarillo se basan en malos entendidos y no tienen fundamento en la defensa del patrimonio.

El consenso casi unánime de los arqueólogos (los Fash, Rene Viel, entre otros varios) es que el proyecto afecta mas bien positivamente al los vestigios arqueológicos rescatables, en cuanto permite proteger y desarrollarlos que tienen. Lo que nos permitiría no solo proteger al fin el abandonadísimo y valioso sitio de Río Amarillo si no que, además, nos permitirá organizar una ruta de visita mas prolongada a sitios como El Paraíso y El Cafetal, con lo que todo el patrimonio se vera beneficiado.

También he comprobado que el empecinamiento en obligarnos a construirlo en otro sitio supone igual o peor riesgo para vestigios arqueológicos en el Valle La Entrada así como riesgos que no deben correr nuestros visitantes. De modo que me convertí en un defensor del proyecto paradójicamente al mismo tiempo en que, de manera misteriosa, doña Armida de López, Vicepresidenta en la época en que se formuló el proyecto y que en aquel entonces guardó prudentemente su asentimiento se ha transformado en una apasionada opositora. Estoy comprometido a satisfacer todos los requerimientos de estudios que hace el organismo internacional, que tiene una competencia en cuanto que Copan Ruinas es Patrimonio Mundial todavía. Y comprometido a subsanar los defectos de los documentos anteriores, a cumplir con los términos y plazos que se nos han requerido para obtener su complacencia con la construcción en cuanto sea posible.

Ahora he repetido que soy un hombre de razón. Me rehúso a satanizar a quienes tienen una opinión contraria a la mía. Respeto siempre la discrepancia bajo la teoría de que se formula de buena fe. Pero quienes se empeñan en cabildear inconsultamente a otras instancias, pasando sobre la jurisdicción debida, dentro y fuera del país y aun en Lituania han pretendido eso si involucrarme con todas las personas que favorecemos el proyecto en “una obscura maniobra para hacer dinero”. El único argumento en efecto que se sigue sosteniendo en contra del proyecto después que ha recibido todas las licencias, es que, si se desarrolla los empresarios que lo desarrollen van a ganar dinero igual que los propietarios de las tierras. No es mi papel impedir que los empresarios ganen dinero. No me defenderé antes como he defendido a la Magistrada contra insinuaciones y rumores gratuitos. Investíguese cualquier interés personal que yo pudiera tener, y ofrezco mi renuncia si se me comprueba el más remoto beneficio personal que se me pudiera derivar de la construcción del aeródromo. Pero mientras sea Ministro defenderé la prerrogativa de Estado y el interés del país.

Mi deber hoy es defender este Proyecto. Entiendo a estas alturas que es una inversión de interés nacional, un proyecto benéfico para el Patrimonio, para el país y para nuestra gente. Esa es la opinión fundamentada que le comunico tanto a la UNESCO como al Presidente Manuel Zelaya, al PARLACEN y ahora para ser perfectamente transparente, al pueblo de Honduras.


Rodolfo Pastor Fasquelle

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