12 diciembre 2005

El político "trepa"


Este artículo (aunque publicado en España es válido en Honduras) está dedicado a algunos políticos que con la victoria del Partido Liberal están intentando, por todos los medios, "enchufarse" a la teta del Estado.
Honduras y los hondureños ya no soportan más "vividores".
Honduras y los hondureños necesitan gente HONESTA y PREPARADA que anteponga las necesidades de Hibueras a las suyas personales y de grupo.
Honduras y los hondureños necesitan aire fresco que se lleve el hedor de la corrupción, del amiguismo, del clientelismo, del nepotismo y de todos los "ismos" que mantienen al país postrado y sin poder recuperarse para elevar el nivel de vida de sus ciudadanos.
Sr. Mel Zelaya, Usted ha contraido una gran responsabilidad y un reto histórico.
Con todo respeto, ¡BASTA YA DE SINVERGÜENZAS!

“Honduras no sale de su hundimiento porque el pueblo ya no cree en los políticos. Los hondureños necesitan que se gobierne para todos”.

- Ángel Garachana, Obispo. -

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el político "trepa"

Permalink 28.11.05 @ 09:10:29. Archivado en Política, Corrupción

Su carencia de escrúpulos y de vergüenza sólo es comparable a su desmedida y hartera ambición. Es compulsivamente mentiroso. Es, asimismo, irresponsable, en cuanto imprevisor y temerario. Es, además, esencialmente práctico: sólo le interesa el agiotaje, lo que sirve para algo, lo útil, lo rentable; por consiguiente, abomina de lo idealista, que le parece una desgraciada pérdida de tiempo. En el arte de la manipulación es único, aprovechando al máximo la ingenuidad, defectos y debilidades del prójimo. Suele ser, de natural, simpático, y hasta generoso. También mediocre, tirando a malo, en lo que se refiere a conocimientos técnicos, facultades, capacidades y méritos. Adulador y servicial con el de arriba, es déspota y cruel con los de abajo. La cultura no le interesa, no le ve rendimiento a corto plazo. Finalmente, es listo (diligente, sagaz, avisado), que no inteligente.

Especulador de oportunidades, ha arribado a la política, después de medrar ineficazmente en la empresa privada (menos dada a pagar inútiles), en el momento justo (ahora son multitud, sobre todo en los Ayuntamientos, campo propicio para el arribismo y la estafa, por muchas circunstancias que no vienen a cuento). Nunca antes, en España (ni siquiera en tiempos de la infausta Restauración y/o del caciquismo genuinamente español) se había conocido, en el ámbito de la gestión de la cosa pública, una etapa de mayor relativismo moral, desideologización, desinterés y descontrol. Es la suya.

El bando en que se encuadra, sea cual sea, es meramente circunstancial. Con la misma fe defendería, llegado el caso, los postulados contrarios, pues carece de convicciones, principios y valores (ya saben: ¿quiénes hemos ganado?). Su fin, por tanto, es único: destacar a toda costa, para su mayor beneficio. Los medios no importan, son sólo un detalle en su estrategia política, y aún en su desarrollo vital.

Rehúye lealtades que le comprometan. Aunque las procura para sí, generalmente de manera obligada, mediante chantajes, amenazas, coacciones y extorsiones de todo tipo (por eso también es temido en su entorno).

Así, porque es práctico, ambicioso, inmoral, desvergonzado, mentiroso, listo, inculto, manipulador, generoso, mediocre, desleal, adulador, déspota e irresponsable, ha tenido éxito en la política que se lleva. No demasiado, en todo caso, pues también es consciente de que no debe superar al jefe que le protege, aunque éste sea objeto de su más íntimo y respetuoso desprecio. Su triunfo, por tanto, es relativo, pero significativo y sustancioso; el suficiente para vivir sin dar golpe, mientras se procura la fortuna suficiente que le permita subsistir en tiempos peores, que vendrán, aunque para él serán pasajeros.

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08 diciembre 2005

¡Por fin, ... cordura!

Sí, ¡por fín! se ha impuesto la cordura.
La lástima es que no haya sido por convicción, como debería de haber sido normalmente, sino que impuesta por la fuerza de los hechos.
En estas condiciones, ha sufrido el estilo y la elegancia del candidato Pepe Lobo, que no ha sabido comportarse a la altura que requiere el sistema democrático.
Sea como fuere, al final, como no podía ser de otra forma, se ha impuesto lo obvio, lo evidente; que no es otra cosa, ni más ni menos, que la voluntad de los ciudadanos.

Y esa voluntad ha llevado a la Presidencia de Honduras a D. Manuel Zelaya Rosales, que va a tener el gran reto de iniciar un nuevo camino que permita a Honduras salir de sus muchos problemas y tomar la senda que situe al país en el siglo XXI y con ello permita mejorar las condiciones de vida de los hondureños, que por años han vivido en condiciones injustas y que merecen un mejor futuro.

Vamos a ver si el Sr. Zelaya cumple los compromisos que adquirió en la campaña electoral, todos importantes en función de lo dicho en el párrafo anterior, comenzando por el más inmediato: DAR A CONOCER AL PUEBLO LA SITUACIÓN REAL EN LA QUE SE ENCUENTRA EL PAIS.

El nuevo Presidente tiene el derecho, pero sobretodo la obligación, de pedir hasta la última cuenta a su antecesor e informar a los ciudadanos de esa rendición de cuentas, ya que ellos son los verdaderos dueños de Honduras.

Desde aquí, estaremos atentos (me voy a arrogar una representación que no poseo, pero que espero no me nieguen en esta ocasión mis compañeros del Foro Hibueras) al grado de cumplimiento del Sr. Zelaya y en todo aquello que sea para beneficio de Honduras nos encontrará dispuestos a apoyarle, pero nos encontrará radicalmente enfrente en todo aquello que sea un incumplimiento de lo ofrecido a los ciudadanos y que vaya en perjuicio del país.

¡Bienvenido, Sr. Presidente!