30 agosto 2008

Chávez o la amistad envenenada

Viernes 29 Agosto 2008

Juan Ramón Martínez

En la década de los sesenta del siglo pasado, en Tegucigalpa hubo protestas violentas debido al rechazo que algunos sectores juveniles le dispensaron a la visita de Nelson Rockefeler. La policía disparó en contra de algunos de los manifestantes más agresivos; y como resultado de ello, murió un joven estudiante, menor de edad, de apellido Zuniga. Unos años antes, los estudiantes universitarios protestaron por la visita de Anastasio Somoza Debayle, presidente de Nicaragua. Los ejemplos anteriores, se recuerdan para hacer notar que en una sociedad libre, es lógica la oposición y el disentimiento cuando se trata de la visita de una personalidad controversial que, además, ha despertado en el interior de varios segmentos de la sociedad, muchas preocupaciones. La empresa privada, la jerarquía católica, las dirigencias y miembros de cúpula de todos los partidos políticos de oposición, excepto la UD; y en general, la casi totalidad del pueblo, se han manifestado no en contra de la visita –porque no llegamos hasta la mezquindad de negar las atenciones a los huéspedes– sino con relación a la firma de una adhesión, tratado o acuerdo en virtud del cual nos vinculamos con el ALBA. Por desconocer su contenido, hasta Micheletti está en contra.


Al margen de la visita, cuyos resultados anticipamos, lo que se tiene que analizar desde la Presidencial es el sentimiento generalizado en contra de la amistad con Chávez, a la cual se la atribuyen anticipados resultados negativos para Honduras y su pueblo. Por mientras se hace un análisis, hay que aceptar que la imagen de Chávez no goza de mayor simpatía, debido –probablemente-- a su incontinencia verbal, su vocación por la pelea y, de repente incluso por el hecho de usar el dinero que le dan los altos precios del petróleo, para comprar amigos, especialmente entre naciones que tienen dificultades económicos. O que sus clases dirigentes –como parece ser el caso nuestro– estén acostumbradas a vivir ladinamente de las donaciones del exterior. Y cuando no le sacan a uno, buscan a otro y a otro. Hasta el final de los tiempos.


En Honduras, no hay un fuerte acento anti imperialista. El trabajo de la derecha gobernante, en el sentido de negarnos la oportunidad de sentirnos orgullosos de nuestra nacionalidad, ha producido como resultado un débil orgullo nacional. Más bien, lo notorio es la inclinación hacia los Estados Unidos, acompañado de una fuerte admiración por sus instituciones y por sus gobernantes. De allí que cuando el gobierno insinúa falta de respeto nacional de parte de la empresa privada cuando ha negociado con Estados Unidos, nos está diciendo la verdad. Sin embargo, las cosas no se pueden cambiar de la noche a la mañana. Y mucho menos desde un gobierno como el de Zelaya que no goza de una imagen de seriedad entre los sectores más críticos de nuestra sociedad. Porque en honor a la verdad, Zelaya ha sido –en sus relaciones con los Estados Unidos-- tan amigable como lo han sido Maduro y Flores, sólo para mencionar dos casos recientes. Las visitas a Washington, la atención a funcionarios de segunda o tercera categorías como si fuesen figuras cumbres de la política de los Estados Unidos por parte de Zelaya y la condecoración del embajador Ford, no perfilan al Presidente como un revolucionario que esté interesado en la búsqueda de nuevas relaciones con el vecino del norte. Mas bien lo que ha proyectado son debilidades, incluso mezcladas de verdaderas inocencias pueblerinas, como el intento suyo porque Bush le chineara a su nieta como si la política exterior fuese un simple intercambio de cariños y piropos entre ganaderos. De modo que es difícil, por lo menos en mi caso, aceptar que Zelaya esté actuando con seriedad, en un asunto en donde nos la jugamos todos. Pero bajo el liderazgo de un equipo que vaya más allá de las pequeñeces y mezquindades a las que nos tienen acostumbrados. En este escenario, es claro que el gobierno de Zelaya tiene todas las de perder. Para dar el paso que ha dado, necesitó haber preparado en mejor forma al pueblo, sin incurrir en la ofensa o la agresión a quienes, por las razones que sean, están de acuerdo en considerar que la amistad de Chávez, es una de carácter envenenado que está llamada a producirnos más daños que bien en el cercano futuro.


Ahora es demasiado tarde. El pueblo, en vez de reaccionar favorablemente a la campaña publicitaria del gobierno, más bien muestra disgusto porque la misma se hace en contra de sus intereses, alejándolo del goce de sus programas favoritos. Y los grupos opositores, no hay forma de convencerlos. Mas bien, cada vez que escuchan las infantiles consideraciones sobre los confites que recibiremos si nos vendemos a Chávez y sus delirios, sienten rechazo por el gobierno y por la forma como Zelaya dirige los asuntos públicos. Con lo que se le crea una disposición de mayor debilidad al gobierno que, puede terminar muy mal. Bien por el rechazo de la población hacia el Partido Liberal en las próximas elecciones; o forzando salidas violentas que pongan a Zelaya y a su grupo fuera del poder. Noriega en Panamá, terminó mal. Los gringos no son amigos; pero enemigos si. Y muy duros. Porque además de eficientes, son muy vengativos y cuando quieren, consiguen amigos que les hacen el trabajo sucio que ellos, no quieren ejecutar. Zelaya estará solo. Los liberales mirarán para otro lado, los nacionalistas y los “democristianos” aplaudirán. Y Chávez no lo podrá salvar, aunque lo quiera. Porque habrán bajado los precios del petróleo.

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26 agosto 2008

La ceguera con la ALBA

DESDE 1969, año en que se produjo la guerra entre Honduras y El Salvador por cuestiones comerciales diferenciadas y debido a la presencia de la economía estadounidense dentro del Mercado Común Centroamericano (la que hoy es la Gran Plaza Morazán, en el centro de San Salvador, se llamaba 'Plaza Rockefeller'), el pueblo hondureño ha estado sin comunicación directa con países hermanos del Sur y del área insular. Al comenzar desde ese año el gran mercado cautivo que enriqueció a unas pocas familias hondureñas, con el costo inicial de cinco mil muertos causados por la guerra, la clase minoritaria económicamente poderosa también aisló a la población en relación con sus oportunidades económicas, sociales y políticas. Desde entonces la pirámide social ha funcionado con una cúspide mínima cimentada sobre alianzas económicas, partidistas, y familiares con férreos cerrojos de todo tipo para impedir la movilidad social y, desde luego, cualquier intento desarrollista.

Ahora que ha comenzado el siglo XXI y los países latinoamericanos se aprestan a unir esfuerzos para defenderse de las hegemonías globalizadoras y cuando se produce la llegada de gobiernos que definen su nacionalismo en torno a la justicia, la equidad, el respeto a la soberanía, la cooperación, la solidaridad, el desarrollo y la autodeterminación de sus pueblos; con especial énfasis en el desarrollo humano y social, político y económico, a la clase pudiente hondureña se le hace sumamente difícil hacer espacio a los demás seres humanos cerca de sus costillas y al lado de sus enormes privilegios.

Es en este marco que aparece la ALBA, Alternativa Bolivariana para los pueblos de América, un proyecto unitario como el que hace más de ciento sesenta años quisieron Morazán y Bolívar. Un proyecto que significa intercambio comercial sin predominios, si no con preeminencia en las agendas sociales.

La República Bolivariana de Venezuela ofrece a los hondureños sus Petroalimentos, el Banco del Sur, la Telesur (servicio satelital para telecomunicaciones) y Honduras podrá suscribir convenios de cooperación en educación, salud, infraestructura, deportes, ciencia y tecnología; así que, siendo que el ALCA es un acuerdo global entre comerciantes es fácil discernir que por qué la ALBA aparece con estrategias que favorecen a las naciones latinoamericanas que llevan más de quinientos años de ser explotadas y saqueadas por voraces conquistadores y aventureros desde afuera y desde adentro de sus propios países. En la ALBA se plantea que "no se hará realidad con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos; sino con una amplia visión latinoamericanista." Si eso es así, la ALBA se basa en principios cercanos a los beneficios y al desarrollo de los pueblos y no al vértice predominante y consuetudinario de la explotación social.

Durante los últimos días la oligarquía hondureña, empoderada con recursos de influencia y dominación -exhibiendo una prepotencia nunca vista- y parapetada tras sus medios de comunicación ha arreciado con gran violencia para, mediante una desinformación lanzada desde hace meses, tratar de atemorizar a la ciudadanía tergiversando los objetivos de la Alternativa. Han escrito en campos supuestamente pagados diatribas vulgarmente surrealistas como la de que ALBA es un acuerdo de armamentismo y hasta han hecho hablar a un ex presidente –Maduro- cuyo gobierno ha pasado por ser uno de los más corruptos de nuestra historia democrática, para decir que "no hay que morder la mano que nos alimenta". Con tal dechado de servilismo sólo se puede comprobar que, con sus propios ladridos, la oligarquía hondureña piensa como can.

La ALBA es un acuerdo de múltiples intereses sociales entre Honduras y los cinco o seis países que la conforman y, si el ochenta por ciento de las exportaciones nuestras va hacia EEUU y Europa y las importaciones SIEMPRE han sobrepasado la tasa, ¿cómo puede ser posible que los EEUU quieran mover su poderosa maquinaria guerrerista para detener un flujo comercial que les es y siempre les ha sido favorable; si, como siempre, su único objetivo es la defensa de sus intereses económicos? La Alternativa Bolivariana para las Américas y sus programas tendrán, en primera instancia, dos años de vigencia; pero antes de que empiece ya han dejado nuevas formas de colaboración entre Venezuela, Bolivia, Cuba, Nicaragua y otros países en los que se ha favorecido de manera directa al pueblo.

Si ya existe el gran comercio entre Venezuela y Estados Unidos y la primera ocupa el cuarto lugar entre los países que exportan petróleo a la gran nación del Norte y de allá recibe desde electrodomésticos hasta autopartes, ¿cuál, si no el servilismo perruno, es la razón para que nosotros no tengamos la libertad de concertar acuerdos con quienes queramos? La República Bolivariana de Venezuela ya ha desplegado, desde el inicio de esta estrategia, varios y efectivos concursos sociales para favorecer preferencialmente a los países latinoamericanos, incluyendo a Honduras, con los que tiene relaciones. Cuba, por su parte, a través del sistema educativo denominado Yo Sí Puedo ha alfabetizado a más de cincuenta mil hondureños y ha preparado a más de cinco mil maestros. Las Brigadas Médicas Cubanas en los últimos 8 años han atendido más de 15 millones de consultas y casos relativos a la salud de la gente pobre hondureña; han hecho más de ocho millones de visitas domiciliarias, han salvado 230 mil vidas, han atendido 80 mil partos y han practicado 450 mil operaciones. En la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana estudian actualmente casi mil jóvenes hondureños y de dicha escuela se han graduado ya quinientos médicos que se encuentran en sus comunidades sirviendo a su propia ciudadanía. En el campo deportivo Honduras cuenta con once técnicos cubanos que se dedican a distintas disciplinas y precisamente, con una de ellas Honduras participó en los Juegos Olímpicos de Beijing. Debido a la Misión Milagro 24 mil pacientes con problemas de la vista han sido atendidos y dos mil de ellos han sido atendidos en la Isla. Lo mismo ha hecho el gobierno venezolano; más de tres mil hondureños y hondureñas han recuperado el uso de su vista viajando gratuitamente a Venezuela y recibiendo tratamientos y estadía gratuita. La República Bolivariana de Venezuela ha abierto a nuestros países las puertas de Petrocaribe para la importación de combustibles que se pagarán al crédito y con productos agroindustriales como muestra de un amplio índice preferencial. Que nosotros sepamos ni Cuba nos quiere convertir en comunistas ni Venezuela en socialistas y tampoco la ALBA será pábulo para que nos comamos "a los niños en el desayuno".

Lo que resiente la ultraderechista oligarquía hondureña es que la fuerte tendencia de Latinoamérica, de cara al siglo que comienza, sea la búsqueda de su autonomía, su integridad territorial y, como los demás países que ya la han firmado, la dignidad de sus pueblos de frente a la constante y a veces brutal supremacía norteamericana. El temor radica en que la ALBA fue idea del presidente venezolano Hugo Chávez, y ese hecho tiene, según la aterrorizada minoría influyente "visos de socialismo". Que sepamos, el socialismo del siglo XXI deberá tener como propósito básico redimir a la pobrería y unir a los pueblos, no matarlos, ni bombardearlos ni conquistarlos. Con la ALBA lo que hay es una declaración de principios y objetivos que conllevan el desarrollo económico y social para fomentar la unidad de la América Latina y el Caribe.

El aspecto militar no aparece por ningún lado en la creación de la ALBA y este fantasma convertido en falacia proviene de la utilización retorcida de conceptos vertidos por el presidente brasileño Lula da Silva en el sentido de que "Latinoamérica tendrá que hacer acuerdos armados para defender su patrimonio, incluyendo el agua que se genera en la Amazonía, ya en la mira de los privatizadores". Por lo contrario, los hondureños ya podremos acceder en el futuro, utilizando las vinculaciones que estamos estableciendo, a algunas instituciones que se han creado y se están creando en América del Sur -fuera del contexto de cualquier idea armamentista- como el Banco del Sur, que pretende apoyar "todas aquellas inversiones que atiendan a la reconversión productiva, a la inclusión social, a la integración física de nuestros países y al desarrollo global de proyectos estratégicos y que tengan acceso a él el más fuerte y el más chico, que no sea selectivo, sino solidario".

Honduras continúa con los tratados internacionales de libre comercio que ha firmado con otros países como Estados Unidos, Taiwán, Panamá, Chile, Colombia y el tratado de Asociación que se negocia con Europa, ¿por qué no habría de integrarse a la ALBA?

Los mercados cautivos, la ignorancia de los pueblos explotados y el servilismo son, sin duda, catecismo de nuestros oligarcas para quedar bien con el 'buen vecino'. ¡Vaya servilismo! ¡Vaya vecino!

Eduardo Bähr

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DESATANIZANDO LA IZQUIERDA

Esta claro que desde la perspectiva económica y social, la Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA) representa un apoyo importante para Honduras, en momentos en los cuales nuestra economía depende tanto del petróleo.

Yo creo que el presidente Zelaya Rosales hace bien en aprovechar estas oportunidades, y mucho mejor se desenvuelve cuando no le presta mucha atención a quienes quieren politizar el tema, o a quienes, como vulgares lacayos de oficio, ladran en los medios para quedar bien con el Tío Sam, sin que este se los haya pedido.

Pero al margen de lo concreto (de lo económico o social), existe otro impacto importante del ALBA en la vida nacional, y es la elevada relevancia que para la política nacional implica que se establezca cercanas relaciones con gobiernos que se ubican ideológicamente en la izquierda latinoamericana; porque esto demuestra el espíritu pluralista y tolerante de nuestra diplomacia.

Porque así como podemos tener un Tratado de Libre Comercio con país como Estados Unidos, que es conducido por sanguinario presidente de derecha, así también tenemos una alianza solidaria con la “izquierda carnívora” de América Latina, en una cruda versión de la Realpolitik, aprovechando la inversión maquiladora y el financiamiento concesionario a los carburantes, sin importar si estamos negociando con Lucifer.

Así son de amorales los asuntos de Estado.

Pero como les decía, la decisión del mandatario hondureño de incorporar a Honduras al ALBA trae algunos efectos de carácter político, que en el exterior son importantes, pero a lo interno del país también tendrán sus efectos.

Por ejemplo, es una extraordinaria oportunidad para que la izquierda hondureña resucite y diseñe una estrategia eficaz para insertarse en la vida política nacional, ya sea por la vía de fortalecer las instituciones partidarias de corte socialista y/o socialdemócratas (UD y PINU), o apostándole a un bloque amplio progresista que incluya a todos los sectores no tradicionales de la nación.

Y digo que la decisión presidencial tendrá un impacto importante en el ordenamiento político nacional porque muchos interpretaran la comparecencia de Evo Morales, Hugo Chávez y Daniel Ortega como la pulverización del maniqueísmo doctrinario que ubicaba a los derechistas en el cielo a los izquierdistas en el infierno.

Zelaya Rosales, al recibir con honores a los presidentes del ALBA, demuestra que en Honduras se puede respetar la ideología de los líderes de Cuba, Venezuela, Nicaragua o Bolivia, como también se ha respetado en el lejano pasado las ideas oscurantistas de Reagan, o se pudo –sin vomitar- recibir al bárbaro de John Dimitri Negroponte.

El Presidente de la República, con la manifestación multipartidista y multisectorial que ha organizado en las inmediaciones de la Casa Presidencial en el marco de la suscripción de adhesión al ALBA, marca un antes y un después, un parte aguas, en la vida política nacional, pues desataniza a la izquierda, legitima su presencia en la vida nacional, y da un mensaje claro a todos aquellos que simpatizan con ideas de este tipo: en Honduras se tolera todas las corrientes de pensamiento y cada quien es libre de profesar las ideas políticas que estime conveniente.

Y los efectos ya se ven.

“Salen debajo de las piedras” me dijo un cercano colaborar del Presidente de la República; me hablaba de la enorme cantidad de personas que simpatizan con el ALBA, y que en el pasado pertenecieron a sindicatos, gremios y organizaciones político-populares de carácter izquierdista, que fueron de forma peyorativa denominados “ñangaras”.

Cada quien se ubica donde su fuero interno le señale, por lo que es justo decir que comunistas, zurdos, flacos, gordos y otros, se sienten legitimados, y a diferencia de aquellos tiempos en los cuales el carnicero Gustavo Álvarez Martínez andaba persiguiéndolos, hoy, todos “quieren darse color”.

Y es que ya no tienen miedo de salir a la calle; por ejemplo, esta semana Gladys Lanza dijo que ella era izquierdista, “aunque no renegada”, Matías Funes y Carlos H. Reyes están convocando para el martes a una reunión de las “Izquierdas” del país a reflexionar, y aquí en El Progreso, el hijo de Amaya Amador planea un relanzamiento de su trotskista “Partido de los Trabajadores”.

El actual régimen liberal les ha quitado el miedo, los prejuicios y temores. Ha dado la gran oportunidad que esperaban los izquierdistas del país, compensando un poco, los perjuicios del histórico “pensamiento único” que nos ha hecho creer que aquí no se puede ver más allá que con el lente roji-azul del bipartidismo hondureño; en suma, se ha quitado la telaraña que cubría el encéfalo patrio.

Yo veo todo esto bien.

Me alegra que a partir de esta fecha las organizaciones que así lo deseen y sientan, puedan consolidarse, y presentarse ante la sociedad y los electores como izquierdistas; sin los temores de antaño, sin la desconfianza de ser perseguido por su pensamiento, sin pánico, y fundamentalmente esforzándose por plantear soluciones a los grandes problemas del país.

Ya la resistencia se ha hecho sentir: los reaccionarios de siempre, los empresarios timoratos e ineficientes, la derecha nacionalista y más de algún siervo a sueldo de los intereses estadounidenses.

Seguro que ya hay quienes piensan en la necesidad de revivir la APROH o montar algún escuadrón anticomunista, siempre hay orangutanes políticos que se resisten a extinción.; sin embargo, nada de esto debe detener este proceso de consolidación del Estado de Derecho, en el cual todos tengamos la libertad a expresarnos, organizarnos y difundir nuestra opiniones sin el temor a ser acosados.

Así ya podremos tener un verdadero abanico de oportunidades para los electores: los de un lado, los del otro, y –ahora si- los verdaderos liberales.

Posdata: Manuel Zelaya Rosales dijo hace unos días –en cadena nacional- que el profesaba el “liberalismo socialista” pasando a la historia como el primer presidente hondureño en ubicarse a la izquierda del espectro ideológico nacional; si bien es cierto, sectores progresistas del Partido Liberal se colocaron en la “Izquierda Democrática” en 1966, ellos estaban en la oposición desde donde se es fácilmente tentado a aparecer como revolucionario. Pero autoproclamarse socialista desde el poder, es sino un atrevimiento, por lo menos una manifestación preñada de voluntad por aparecer repelente al arcaico sistema que impera en Honduras.

El Progreso, Yoro – 24 de agosto de 2008

Omar Rivera

Comentarios: ml_rivera@hotmail.com

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15 agosto 2008

Las inconsistencias de Elvin


“En Honduras los diputados son mas baratos que las mulas”.- Samuel Zemurray


De “llanta de repuesto” que dijo antes que era de Roberto Micheletti, Elvin Santos ha pasado a ser su mayor retador. Rehúso opinar sobre su habilitación o inhabilitación porque, después que se “habilitó” al Presidente de El Congreso, yo renuncio a entender la jurisprudencia del tema. No veo como podría prohibirle La Corte al Vicepresidente del Ejecutivo lo que le permite al Presidente del Legislativo. Ni como puede el Vicepresidente pedir opinión a La Corte, cuando ese tribunal ya estableció que la reforma constitucional que creó la Vicepresidencia era inconstitucional? Además, me importa más el fondo del asunto, del cual se desentiende siempre el formalismo jurídico. Porque inconcebible no es y se ha permitido en otros sistemas políticos. Nixon era vice de Eisenhower y Gore de Clinton. Si bien ambos eran figuras políticas antes de ser vicepresidentes y ninguno administro recursos publicos..

Disiento de la practica de repartir entre los diputados recursos que pueden ser usados a discreción. Puede ser legal. Darles subsidios con recursos del Congreso es una práctica de “gran tradición”; eso hicieron Montoya, Irias Navas, Cabro Negro y también El Profe y El Lobo, cuyos diputados se siguen beneficiando. Así se han hecho aquí las fiestas desde tiempo inmemorial, supuestamente para que hagan “obras” o repartan entre electores. Pero el precedente no lo justifica y si, además, estos subsidios se entregaron con preferencia para una facción, con el agravante de estar en plena campaña, hace bien José A. Saavedra en denunciarlo, porque los diputados no han sido electos para esto si no para legislar y ejercer la acción contralora del Estado. Repartirles dinero para que repartan desprestigia a las instituciones, distorsiona la competencia entre contendientes oficialistas y retadores, dejando a estos últimos en grave desventaja, genera desorden y resentimiento, desvirtúa la vida cívica, socava el debate público, reproduce la extorsión del caciquismo, prostituye a quien lo acepta, invita a la corrupción y le resta eficacia a la inversión pública, dispersándola sin mas estrategia que la electoral. Y por eso no se hace esto en ningún país de respetar.

Peor todavía si se reparte dinero clandestinamente. Porque el nuestro es el gobierno de la transparencia y nadie tiene derecho de usar recursos públicos fuera del escrutinio ciudadano, salvo para fines calificados de seguridad. Y porque entonces ¿de que sirve focalizar recursos para llegar como debemos a los más necesitados? ¿como es que no hay recursos para el patrimonio cultural, ni dinero suficiente para los proyectos sociales planteados en la ERP como compromisos de Estado? Según pienso El Tribunal de Cuentas debe investigar a quienes recibieron el dinero y deducir las responsabilidades que correspondan. Pero yo soy un reformista. Elvin no. Y no le interesa la ética de la cosa en si, ni la eficiencia como ha quedado en evidencia.

No se si se les puede pedir a los políticos que sean consistentes. Se les debe exigir que propongan algo sustancial en vez de un teatro de sombras. Hoy sé que, a pesar del aliento que le dio el Presidente Zelaya, a Elvin, como a otros, a pesar de ingratitudes y desplantes, hoy sé –repito- que la candidatura del Vicepresidente es una propuesta vacía, inconsistente y contradictoria. Es inconsistente que Elvin asegure que Micheletti “se contradijo cuando primero aseguro que no buscaría la candidatura y después se lanzo”, en cuanto él se autoproclamaba entoncessu seguidor. Y es inconsistente que ataque a Micheletti por manejar fondos del Congreso para ser candidato y, al mismo tiempo, se proclame candidato mientras maneja media docena de “programas presidenciales” como La Comisión de Valle de Sula y El Plan Trifinio y La Ruta del Quetzal e instrumentaliza el I.P. que, con recursos públicos, lo felicitan en los medios, por sus cumpleaños…como que yo me hiciera felicitar por el IHAH, el Gabinete Social y el Ministerio de Cultura.

Es inconsistente que Elvin denuncie el darle subsidios a los coordinadores de Micheletti quejándose de que a él no le dan lo mismo. Porque entonces para ser “justos” habría que darles a los coordinadores de todos los nueve movimientos (9x18), mas los de los demás partidos (3x18), un milloncito a cada uno al mes y la multiplicación quizás salga más cara que los mil millones que querían repartirse con cuchara de palo El Lobo y El Chele en la casita de la abuela. Y es inconsistente que diga que es “leal” a El Presidente cuando responde con una extorsión y una difamación a la extorsión que denuncia. Y la contradicción deriva de ese doble papel, que no debería estar jugando, de ser a la vez Vicepresidente y candidato.

Fue relativamente tonto de mi parte escribirle hace meses a Elvin Santos para proponerle que abanderase “las reformas”. Después de todo ¿de donde salió el? ¿Cual voluntad popular lo impulsó desde que plataforma de servicio social o publico, a su exaltadísima posición actual? ¿Acaso no se autoproclamó rodista, suazocordovista y florista? ¿Podemos creer que se convierta en abanderado del cambio democrático cuando confesó formar parte del escuadrón que “quita y pone presidentes”? Pero cuando supe que Elvin se estaba lanzando como candidato, cometí la ingenuidad de escribirle una carta que no se si llegó a sus manos, porque nunca la respondió y que quizás no entendió, si la leyó porque, desde hace, tiempo descubrí que -para decirlo de modo benévolo- Elvin es un hombre que piensa dentro del molde estrecho del guacal, y debe tener por ende pocas simpatías para lo que se plantee desde una posición critica profunda. Le decía en mi carta dos cosas: una que el podía impulsar su candidatura si abanderaba las reformas políticas que necesita el sistema para democratizarse, y que si quería legitimar su aspiración tenia que renunciar, ya que no a la condición irrenunciable de Vicepresidente, a los recursos públicos que manejaba.

A Elvin no le interesa la democracia ni el campo de juego nivelado, ni la institucionalidad. Porque es en virtud del cinismo tradicional del que ahora se queja --y no de un afán de democracia-- que relegó a los lideres que le dieron imagen y que le permitieron sobrevivir como candidato mientras ponía en primer termino de su planilla a genuinos delincuentes de la política, ladrones de elecciones, campeones olímpicos de la magia negra electoral quienes incontinenti procedieron a jugar con él, los veinte tránsfugas que, a ultimo momento, le hicieron el favor de saltársele del corral, dejándolo con las planillas incompletas para la inscripción, que solo salvó por la antigua disposición del CCEPL a “dejar hacer y dejar pasar”. De modo que no tiene Elvin bandera ética con que repudiar la practica tradicional, ni discurso creíble con que denunciar el privilegio tradicional perverso. Y habrá que buscar otro abanderado de las reformas, de la ética pública liberal, de la democracia y de la credibilidad.

Rodolfo Pastor Fasquelle

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