31 mayo 2008

El derecho constitucional a elegir y a ser electo


Para que los ciudadanos participen en las elecciones y en la vida cívica, hay que reformar las trampas de la Ley Electoral que varios (ciudadanos de distintos partidos) hemos denunciado, primero hace cuatro años ante el Comisionado de los Derechos Humanos, como ahora ante La Corte Suprema de Justicia, la semana pasada. Dos artículos de esa ley exigen que, para optar a cualquier puesto en la lista electoral, no solo de Presidente, diputado o alcalde, si no también para regidor o consejero, los ciudadanos tienen que recibir el aval de un movimiento político, que lo pueda inscribir. Así, en nombre de esos colectivos sospechosos, los jefes de movimientos tienen un control exclusivo de las nominaciones y ponen a cada candidato su fiero en el anca.

Cuando la semana pasada trascendió la noticia de nuestro recurso ante La Corte Suprema protestando la inconstitucionalidad de esos artículos de La Ley, el actual Presidente de El Congreso declaró a la prensa que con ello se pretendía “cambiar el sistema político” y que “él no lo permitirá”. Curioso. Primero porque tiene razón; se pretende democratizar el sistema para permitir que la gente participe sin tener que complacer a los jefes (ya no les digo siempre “capos” porque se ofenden) o cabecillas de los movimientos. Y segundo porque no esta en sus manos impedirlo aunque puede dictaminar el asunto. Pero también porque él Presidente piensa –evidentemente- que su papel es impedir o evitar que el sistema político cambie. (¿De verdad no debería nunca de cambiar, aun y cuando estén a la vista sus deficiencias?) ¿Qué habrá pasado con la historia? El problema es toral y actual. Hace años que sabemos y decimos que el sistema publico se ha debilitado, que ha perdido legitimidad porque “no es representativo” porque pocos participan.

Los politólogos y los adeptos del sistema político se quejan de la “falta de participación ciudadana” y nos dicen que hay que incitar a la gente a participar. Pero nadie indaga por que no participa y se plantean solo paliativos. Mientras por otra parte, los cabecillas obstaculizan la participación fuera de sus movimientos y anuncian que van a “impedir los cambios”. El sistema es cínico.

Así se divulgan a diario y ampliamente las noticias en que los mas renombrados lideres políticos anuncian públicamente que, a raíz de una negociación, alianza o adhesión, el cabecilla fulano, mengano o perencejo “les ha dado tantos puestos en las planillas” de distintos departamentos o tantas alcaldías, como si fueran suyas, como en efecto son, para repartir entre sus huestes respectivas las listas de puestos, y –después- prometen los cargos ministeriales como complementos.

Sin ningún pudor, La Tribuna de la semana antepasada explica como están “amarradas las diputaciones por el Departamento de Francisco Morazán o el de Cortes”, por parte de los pre candidatos liberales y nacionalistas, que ya han “otorgado” las posiciones correspondientes a sus cercanos colaboradores y seguidores, sin que haya tenido nada que ver en su escogencia la ciudadanía, ni la membresía del Partido, ni nadie mas que los cabecillas y sus mas íntimos colaboradores. Y confiesan o anuncian o incluso pregonan estos arreglos, sin conciencia de que pudieran herir la susceptibilidad de ciudadanos que hubieran querido –ellos- escoger a sus representantes, sin atender la querella de la ciudadanía de que no se siente representada por ese elenco. Porque si estuvieran conscientes de un problema, esconderían esos privilegios ilícitos o los manejarían con alguna discreción. Pero mas bien piensan que es merito suyo, una medida de su progreso o poder que debe ostentarse, el haber conseguido este o aquel numero de posiciones para repartir.

Luego proliferan los llamamientos, de incluso intelectuales orgánicos del sistema, pidiendo toda una gama de privilegios compensatorios y cuotas para las mujeres y para los indígenas etc., pero pasan por alto el hecho de que el sistema le niega a la gente común, el derecho que define la democracia: el derecho “de votar y ser votado” libremente, cuyo disfrute pleno volvería innecesaria cualquier cuota.

“Y si no los pongo yo ¿quién me va hacer el trabajo de la campaña? ... me dice.... un capo de lo más decente que hay. Pero las respuestas a esas preguntas son sencillas. El trabajo de la campaña presidencial lo debe hacer el candidato a presidente y los ciudadanos que simpaticen con su causa o nominación. Podrá acompañarse del endorso o respaldo que tengan a bien darle otros lideres de su partido de todos los niveles, pero para nada exige o requiere de una lista cerrada ni del acompañamiento de miles de candidatos a todas las posiciones de elección alrededor del país. Esa lista es el instrumento por medio del cual los cabecillas de los partidos tradicionales han secuestrado a la republica, a la nación.

Aquí hay un círculo vicioso. La gente no termina de entender el problema porque, como la mayoría no participa directamente, y hay que participar para ver el sistema en operación, asume que de verdad esto es “democracia”. Pero es una mentira, a la que hay que reconocerle cierta genialidad. Han disfrazado de democracia un sistema que esta perfectamente controlado por una decena de cabecillas de los partidos tradicionales Y todo lo demás es irrelevante. Ningún país democrático tiene el equivalente de esta trampa sistémica. Hay requisitos si. Los partidos como colectivos pueden acoger o descartar una candidatura. Pero no es que, por ley, seis personas disponen del destino y de las oportunidades de participación de todos los demás. Mientras ese sistema no cambie, no vamos a poder reformar ni menos eficientar al Estado

Porque además este sistema es un fundamento de la corrupción y de la disfuncionalidad del gobierno. Los clientes políticos de los cabecillas a su vez construyen huestes y pelotones de activistas que –después- exigen compensaciones o premio por su trabajo de campaña, a los que hay que apaciguar con favores. Eso es lo que ocurrió recién, por ejemplo, con varios ministros que finalmente cayeron por haber empleado -sin tener con que pagarles- a miles de activistas, bajo la presunción de que el Presidente ordenaría que se les diera mas presupuesto para saldar esos sueldos no contemplados. Y en el entendido de que su concurso de esos activistas serviría después para lanzar su propia campaña. Y eso sucede en todos los niveles y provoca toda suerte de disfunción y distorsión de la función pública y de los servicios. Esta es la segunda reforma política más importante. No habrá democracia hasta que se devuelva este derecho extorsionado al ciudadano.


* Roberto Pastor Fasquelle

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21 mayo 2008

SOCIOLOGÍA DE UNA HUELGA DE HAMBRE

La Expresión de una centenaria Hambre sin Huelga

Por

Ernesto Gálvez(*)


No hay duda que la “Huelga de Hambre” de los fiscales, despertó una hambruna nacional por la justicia. Estos “muchachos” iniciaron una acción, aparentemente insignificante, como “cuatro ilusos” que decidieron lanzarse a una hazaña de parapetarse debajo de un árbol de cemento que, a semejanza del “árbol de la noche triste”, es el lugar donde se ha legislado para que los grupos de poder, ahora mejor bautizados como “poderes fácticos”, disfruten o hayan disfrutado de una paz duradera, a la que bien le podríamos llamar “la paz de los corruptos”.

Aunque la historia de la captura del país por los grupos de poder se inició desde la misma conquista, lo cierto es que, ahora, aún ya en pleno siglo XXI, era casi increíble que el pueblo estuviera soportando cualquier cantidad de artificios y artefactos mediante los cuales estas clases dominantes se hayan mantenido tranquilas, robando, maltratando y engañando a las grandes mayorías, haciéndoles creer que vivimos en una democracia, en un país de leyes, donde la constitución es sacrosanta y que la alternabilidad en el poder, es el mejor indicador de una democracia moderna iniciada y probada durante 28 años, es un sistema abierto para todos, que nos beneficia a todos.

Nada más falso que eso. Honduras es un país que está en camino ser nación, y durante más de cien años, unos “visionarios” primos de la familia Bonilla, fundaron dos partidos cuyos colores de sus banderas, inundaron la conciencia de las masas, hasta el día de hoy, ya que aunque se dice que “no hay mal que dure cien años”, esta “india virgen y hermosa dormía” sí lo aguantó, precisamente porque estaba dormida.

Estas honduras, cuna de héroes de muchas batallas, como Morazán y Cabañas, no lograron ganar la guerra, pero sí lograron sembrar algunas ideas o consignas que siguen vivas en la mente y el corazón de un mediano (ya no pequeño) grupo de “ilusos” cuya meta la empezamos a ver, y tan cerca, que con un poco de mayor trabajo y lucha, podremos construir “una Honduras con Honra” como la ha bautizado, el pastor Evelio Reyes, un líder que, junto a los fiscales, mostró que cree en las utopías, por difíciles que parezcan.

Todos estamos de acuerdo en que, la Honduras que nos entregó el vía crucis de marzo, no es la misma que surge con las primeras lluvias de Mayo. En 38 días que duró la huelga de hambre, se ha fermentado un caldo que es agradable al pueblo y que Dios respalda, porque la justicia es central en la teología cristiana. La huelga de hambre nos ha hecho ver que nuestro pueblo ha estado viviendo una HAMBRE SIN HUELGA, es decir, una centenaria y profunda pobreza, donde muchos hondureños mueren por falta de alimentos, muchas madres mueren por falta de atención en el parto, muchos niños nueren por simples enfermedades ambientales, y miles de jóvenes se pierden porque la sociedad y la familia se han descompuesto y no les hemos dado la atención que se merecen. Pero a la vez que esto ocurre, se incuba un hambre de justicia, de respeto a la ley, de gobiernos honrados, transparentes, responsables, que respondan a los intereses del pueblo y no a reducidos grupos de avorazados y corruptos. La organización Transparencia Internacional (TI), al conocer los pormenores de esta huelga expresa en un comunicado del 14 de mayo desde Berlín acota lo siguiente: “La sociedad hondureña ha roto el silencio contra la corrupción en solidaridad con los fiscales que protestan y contra la impunidad” agregando que “…goza de un amplio respaldo social representativa del hastío de una sociedad que sufre las consecuencias de altos niveles de corrupción como lo son la pobreza extrema, desigualdad y violencia entre otros”. Finalmente TI concluye: “Invitamos a los poderes del Estado de Honduras a reaccionar de manera constructiva convirtiendo esta crisis en una oportunidad para depurar y fortalecer las instituciones de prevención, investigación y sanción de manera que se fortalezca el Estado de Derecho, pilar indispensable de la gobernabilidad democrática”.

Los poderes fácticos que han secuestrado al Estado, están entremezclados en los partidos tradicionales (y hasta no tradicionales), donde se reparten los recursos naturales, económicos, institucionales y políticos, mediante todos los artificios imaginables e inimaginables, como el robo de fondos públicos, la extorsión, las licitaciones amañadas, el narcotráfico, tráfico gris, la venta de influencias, el nepotismo, en fin, todo lo que se conoce como cleptocracia, es decir, el gobierno de los ladrones o corruptos.

Pero una Nueva Honduras surge cual águila que, después de cierta edad, renueva su plumaje y, ella misma, con su pico, se extrae las plumas viejas, aquellas que, si no se las extrae, le pueden causar infecciones y morir. Así está Honduras, empezando a sacudirse de los dirigentes de viejo cuño, de aquellos que han estado vinculados al orden corrupto de cosas, a la institucionalidad engañosa que nos ha gobernado.

La huelga de hambre ha producido hechos, inéditos unos, inesperados otros: uno de ellos fue la lectura en el hemiciclo legislativo la madrugada del 14 de Mayo, de la lista de las primeras 26 denuncias recibidas en la Secretaría del Congreso de la República. En ella se leía, una a una, la descripción de los casos y los nombres de los implicados. La casi totalidad de los hechos de corrupción el pueblo ya los conoce, pero nadie se atrevía a hablar de ellos tan abiertamente, por temor a esos poderes; pero esta vez, oficialmente, se mencionan nombres de empresarios, de funcionarios de gobiernos pasados y del presente, de exalcaldes y de alcaldes, todo ello producto de la presión social generada por esta huelga de hambre; sin ella, las gavetas de expedientes seguirían repletas.

Pero en este ensayo se pretende enumerar algunos resultados o efectos inmediatos y que es necesario relevar, con el propósito de que sirvan como elementos a considerar en la definición de elementos prospectivos para este movimiento ciudadano, llamado a “darle vida a este país” citando a Morazán en su testamento. Los elementos sociológicos son los siguientes:

1. El desgaste de los grupos de poder acumulados durante toda la historia republicana, finalmente tuvo que afrontar una profunda crisis de legitimidad, al desvelizar, de manera clara, cómo es que ellos han venido operando en la conducción del gobierno y de la sociedad. En otras palabras, el modelo de dominación ideológica y política quedó al descubierto, ya que las propias leyes que estos mismos habían permitido incorporar, no las cumplían, acumulándose de esta manera, una frustración social, energía que explotó en una huelga de hambre que le sirvió de detonante, siendo abrazada por amplios sectores de la sociedad, mostrando que, en efecto, Honduras ha venido sufriendo durante años, una hambre sin huelga. Por supuesto que el bipartidismo podría quedar gravemente herido, especialmente los precandidatos (liberales y nacionalistas) ligados al Congreso Nacional, lo mismo que aquellos grupos que, obnubilados por el poder, les impide la capacidad de entender la nueva dinámica de los tiempos.

2. Pero el proceso de la huelga requirió de la conformación de un entorno sociopolítico y de condiciones subjetivas apropiadas, para que el fuego iniciado, tomara fuerza. Ese ambiente positivo lo aportaron las organizaciones populares, dentro de las cuales se incorporó un nuevo actor históricamente indiferente y ausente de las luchas populares: la iglesia evangélica y, más concretamente, la participación del pastor Evelio Reyes quien, haciendo acopio de su liderazgo construido por muchos años, orientado a la promoción de la acción social y política de los cristianos, llamó a su numerosa congregación a participar activamente en las acciones de apoyo militante en todas las actividades relacionadas. El hecho de haber sido de las primeras organizaciones que se sumaran a la huelga, le valió la confianza de los huelguistas, al grado que lo ungieron como coordinador de la Comisión Negociadora, aparte de la captación de mucha simpatía popular, aún no evangélica. La posesión de un poderoso canal de TV de cobertura nacional e internacional de la Iglesia Vida Abundante, más la suma de otras emisoras de radio y TV, conformaron una red de comunicación que, por primera vez en la historia, permitió ver con toda nitidez, el otro sector de medios, como la voz de los poderes fácticos, los que intentaron inútilmente, opacar o desacreditar el movimiento huelguístico.

3. Y ese es el otro aporte de la huelga: el arrebatamiento de la máscara de los poderosos medios de comunicación controlados por esos grupos económicos que se han enriquecido y fortalecido mediante las conexiones cercanas y directas con los gobiernos de turno, los cuales han llegado allí, precisamente haciendo uso de estos poderosos medios cuya capacidad de influencia no se ha había puesto en duda, sino hasta esta coyuntura. En ese análisis, cadenas como las de Televicentro, eran claramente rechazadas por las masas de manifestantes, lo mismo que los diarios La Tribuna y El Heraldo, cuyos ejemplares eran quemados en lo que llamaron “la hoguera de la dignidad”. Muchos líderes del movimiento resintieron que el conductor del programa matutino “frente a frente” no se pudiese mantener hasta el final una posición ecuánime, como ha sido su estilo. En fin, la huelga empezó ya a derrumbar algunos ídolos con pies de barro en los medios de comunicación y, a la vez, catapultó otros; aquellos que, aunque modestos, abrazaron esta causa ciudadana que puede significar el rescate de los canales democráticos de comunicación en particular y de la democracia en general.

4. El proceso de la huelga también hace aflorar a la superficie un “terremoto” evangélico cuyas energías se estuvieron acumulando por años en las cuatro paredes de las capillas, para luego reventar, bajo el liderazgo de un hombre carismático, con acceso a un poderoso complejo de medios televisivos y radiales evangélicos, capaz de influenciar de manera masiva el pensamiento político de Honduras en poco tiempo. Decenas de canales; centenas de radios y 7,800 iglesias evangélicas activas, constituyen una plataforma de influencia nada despreciable. El movimiento surgido a partir de la huelga de los Fiscales es de tipo CIUDADANO, pero con una fuerte presencia evangélica, recién desempacada a la vida política. Eso va a tener repercusiones a corto plazo en las elecciones internas y nacionales; de eso no debe caber ninguna duda. El tema que ya se posicionó en el país es la transparencia, la ética y la anticorrupción, aspectos que serán más visibles y atractivos en las elecciones primarias y generales y, en consecuencia, tendrá su expresión en el impulso de candidaturas con un perfil afín a estas características.

5. Pero en la propia iglesia evangélica, el torbellino de la huelga, quitó el tejado de la estructura organizacional protestante, al aflorar la no coincidencia del presidente de la Confraternidad, Oswaldo Canales quien, de manera directa, expresó que coincidía con la propuesta del Congreso Nacional en el nombramiento de una nueva comisión negociadora, misma que rechazaban los huelguistas; además, expresaba que la participación del Pastor Reyes era a título individual y no de la iglesia evangélica de manera oficial. El Pastor Canales no hizo presencia en los bajos del palacio legislativo en ningún momento, como lo hicieron otros líderes de distintas congregaciones y Concilios de Apóstoles y Profetas, que sí respondieron al llamado de Evelio Reyes; todo esto podría desembocar en una crisis de legitimidad en las estructuras de dirección de los protestantes y el inicio de un movimiento evangélico de iglesias comprometidas con el enfoque social o la misión integral, que hasta ha huelga habían estado muy tímidas.

6. La dinámica sociopolítica generada por los fiscales asume características de lo que se podría llamar un MOVIMIENTO ÉTICO RADICAL, donde no tiene cabida posiciones tibias o mediatizadas. Eso es lo que le ocurrió al Consejo Nacional Anticorrupción y al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos quienes, según los líderes huelguistas, estos entes no han podido demostrar de manera convincente y fehaciente su compromiso con la lucha anticorrupción , sino que por el contrario, han tenido posturas permisivas y tolerantes durante su existencia; en tal sentido no les aceptan como aliados porque temen que contaminen el movimiento con el acomodamiento del proceso iniciado, mismo que procura ser una verdadera causa nacional por el rescate de la dignidad y autoestima.

7. Algo parecido es la percepción con respecto al Cardenal Rodríguez, otrora líder de cualquier Comisión surgida en este siglo y por los siglos; esta vez se le percibe como un perfecto equilibrista, pero que en el movimiento crea una estela de duda razonable, pues los vientos del movimiento no permite el fino equilibrio, pues no se podrá mantener estable, ya que los aires soplan fuerte, meciendo igualmente la cuerda del futuro.


Concluyendo, esta coyuntura se caracteriza por algo inédito en Honduras: el nacimiento de una esperanza; aquella que no encontrábamos, por mucho que la buscábamos en los recovecos de la historia, allí donde sólo aparecían interminables relatos de corrupción. Esta corrupción ya casi nos había convencido que era imposible cambiar. Pero la huelga de hambre desató un espíritu de esperanza y confianza; levantó la autoestima de los buenos hondureños y hondureñas; nos convocó a un nuevo futuro. Esa es la tarea que debemos empujar y abrazar. Caminemos ese camino que, aunque angosto, es nuestro. Manos a la obra, Honduras espera de sus mejores hijos e hijas.

Tegucigalpa, Honduras, Mayo 15, 2008.

(*) Sociólogo/teólogo

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16 mayo 2008

Los entramados del conflicto

Viernes 16 Mayo 2008

Juan Ramón Martínez
Nunca antes ha habido mayores dudas e inquietudes sobre el por qué de la crisis que experimenta el sistema político. Y tampoco nunca antes tampoco se había cuestionado la forma de hacer política como esta ocurriendo actualmente. Cuando los partidos políticos controlaban todo, bastaba que se reunieran en una casa de seguridad –donde Corrales en Ciudad Nueva, Picho Goldstein en Las Lomas o en la de Callejas en El Hatillo– para decidir el curso de acción. Se distribuían los cargos públicos, determinaban la agenda legislativa; e incluso, tiraban línea para orientar la actitud de los jueces y magistrados ante los delitos que involucraban a la clase política y económica del primer nivel. El resto de la población, acataba lo acordado como si fuera su voluntad. Como todo caminaba sobre ruedas, muchos inocentes -especialmente entre los participantes en estas operaciones de la política vernácula– creyeron que esta era la democracia más perfecta a la que podíamos aspirar los hondureños.

Pero lentamente, en el socavón de la conciencia colectiva, empezó a cuestionarse este estilo de hacer las cosas que, si bien nos permitía vivir sin mayores sobresaltos, no creaba en función de resultados, satisfacciones para las mayorías porque los beneficios cada día se concentraban en un grupo cada vez más poderoso. Pero peligrosamente más minoritario. Este grupo fue concentrando tal poder económico, que la política se hizo un simple medio para asegurar sus negocios. En tanto que, la crisis golpeaba a la mayoría de la población, crecieron y crecieron hasta controlar totalmente las áreas de las telecomunicaciones, la energía y los medios de comunicación social. Y su voracidad no pareció tener límite alguno.

Coincidencialmente, los partidos políticos, convertidos en propiedad privada, fueron sustituidos como órganos finales de la forja de consensos en el interior de la vida nacional. Se convirtieron en mecanismos electorales, nada más. Lo que provocó un aumento de la desconfianza de la población en los políticos y en la política misma. Se confundió entonces lo que era la búsqueda del poder con el ejercicio de la política, entendida como el espacio público en donde todos los intereses nacionales convergen para establecer los acuerdos necesarios para la operación del sistema. Y el Congreso Nacional, que normalmente es la última estructura que cae en las crisis, se precipitó en la suya, porque los diputados perdieron la cabeza. Y en vez de resaltar su compromiso con los electores, más bien desde el menosprecio y la supuesta manipulación de estos, terminaron convertidos en instrumentos de los propietarios de los partidos o del principal grupo de poder del país. Así, dejaron de ser representantes del pueblo, para convertirse en propiedad de Pepe Lobo, Callejas, Flores, Zelaya, Corrales, Rosenthal y Pineda Ponce. Todos supimos que Micheletti por ejemplo, era hasta hace poco, hombre a las órdenes del ex presidente Flores y que el diputado José Angel Saavedra, era a su vez, fiel a Rosenthal hasta la muerte.

Pero como todo, la fiesta se acabó. Esta forma de hacer política, parece que está en su fase agónica. Por ello la sociedad se ha rebelado, por segunda vez en estos dos años. Y como la clase política no ha tenido la flexibilidad suficiente para anticiparse, la crisis ha explotado. Después que el pueblo rechazara el otorgamiento de los mil millones para el sostenimiento de los partidos políticos, muchos analistas creímos que se harían las correcciones pertinentes. Y que la soberanía sería devuelta a los partidos y a los ciudadanos. Pero no ocurrió así. Siguieron como que no había ocurrido nada. Pactaron la elección del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, la titularidad de la Fiscalía General de la República y la integración de la Corte Suprema de Justicia, en una simple distribución que no tomó en cuenta los intereses de la colectividad. Y mucho menos la exigencia de transparencia que, poco a poco, se ha convertido en un grito que hiere los oídos; pero que los políticos no escuchan.

La sociedad dejó pasar la reelección casi unánime del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos. No se consideró tan importante como para disparar los disgustos de las fuerzas sociales y políticas más incómodas con este estilo del ejercicio del poder. Pero cuando empezó a rumorarse que el Fiscal sería reelegido o que pasaría a dirigir la Corte Suprema de Justicia, la controlada impaciencia de los líderes opuestos a los grupos oligárquicos dominantes, se desbordó totalmente. Y buscaron la forma de invalidar los acuerdos que, Micheletti al pactar con Yani Rosenthal había alterado en forma inconsulta –terminarían comprometiendo el control de las decisiones en los próximos 7 años. Porque como sabemos, quien tiene control de estos órganos públicos, puede dormir tranquilo sin que nadie turbe ninguno de sus actos gubernamentales con demandas o querellas ante el sistema judicial. En la fisura que creó Micheletti, las fuerzas contrarias a la oligarquía que busca dirigir eternamente al país, se montó la segunda resistencia contra el sistema instaurado. Es en la crisis en que estamos. Y la razón por la que los Fiscales en ayuno, que no son tontos, no cejan en sus propósitos de eliminar un sistema de reparto público inconveniente.

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14 mayo 2008

Gestar Institucionalidad

La desobediencia civil a la que ha llamado el grupo de Fiscales en huelga porque no encontraron otro medio dentro del sistema institucional que atendiera debidamente sus denuncias contra el Ministerio Público, está dentro de su lógica reivindicativa. Cuando la institucionalidad, las leyes y quienes deben aplicarlas no funcionan mas que para favorecer a la gran corrupción, evidentemente no hay otro camino. Este asunto debió resolverse desde hace mucho, como ha dicho uno de los altos funcionarios del gobierno actual. Pero no se resuelve porque son grandes intereses los que hay detrás.

Para muchos ciudadanos, escuchar este llamado es motivo de alarma general, de sorpresa y de antagonismo político, además se "atenta contra los valores de la democracia". Incluso, para uno de los Presidentes de los poderes del Estado es sinónimo de "comunismo".
Lamentablemente para él, el muro de Berlín sigue de pie y Rusia y China siguen cerradas al mercado mundial. Definitivamente debe estar utilizando gafas con vidrios obscuros para el sol, como un conductor que evita dañarse los ojos ante el brillo del nuevo amanecer.

A la desobediencia civil han llamado no solamente escritores como el francés Etienne De La Boetie, quien en el siglo XVI consideró "Incomprensible el sometimiento, no al gobierno, sino a las ambiciones y concupiscencias de uno solo; de un tirano". En ese mismo siglo, Tomás Moro publicó "Utopía", entre lo mucho que dijo expresa: "Reinar sobre un pueblo de miserables es cosa incompatible con la dignidad de un soberano, que tiene el deber de ejercer su potestad sobre una nación rica y feliz". Henry David Thoreau, uno de los padres de la literatura norteamericana, en 1846 se negó y pidió a los demás negarse a pagar impuestos en oposición a la guerra contra la República de México y la esclavitud, proponiendo que el gobierno no debe tener más poder que el que los ciudadanos estén dispuestos a concederle.

En tiempos de la colonia británica en La India, el jurista Mohatma Gandhi llamó a la desobediencia civil, a boicotear al gobierno colonial, llamó a huelgas, movilizaciones, etc. violando la autoridad impuesta. Así mismo en los Estados Unidos se destacó Martín Luther King, declarando la desobediencia civil como medio para romper con las leyes racistas impuestas en ese país contra los afroamericanos. Recientemente hemos tenido figuras políticas en Latino América que han llamado y llaman a la desobediencia civil sin contener un marco ideológico progresista o de izquierda, menos comunista, como acusan algunos desactualizados.

El ex presidente Alfonso Portillo de Guatemala, actualmente exilado en México por demandas de corrupción, durante su campaña política en enero de 1998, llamó a la desobediencia civil en un libreto titulado "El Derecho a la Desobediencia Civil". Actualmente, las élites capitalistas que dominan las riquezas naturales de la provincia de Santa Cruz, Bolivia, están llamando a la desobediencia civil de esa población, apoyados por el gobierno estadounidense y en contra del gobierno de la nación boliviana. Lo mismo ocurre en los Balcanes y el Tíbet de la República China y ocurrirá en donde sea propicio para los intereses de la ciudadanía o de las grandes corporaciones que buscan controlar los recursos naturales, particularmente los energéticos, dividiendo y atomizando naciones para adueñarse de esos recursos.
En pocas palabras, la desobediencia ciudadana es un medio para lograr un fin. Este fin puede ser por la justicia social, contra la impunidad, como puede ser impulsada por motivos exógenos a la colectividad de la nación. En el caso hondureño, se ha logrado mantener su autonomía de fuerzas exógenas y de intereses mezquinos oportunistas. Esto debe mantenerse con todo el sello posible para no desvirtuar una lucha iniciada por cuatro fiscales y en creciente solidaridad.

Catorce fueron las madres que celebraron su día en huelga de hambre en Tegucigalpa, ello puede ser símbolo de gestación de una mejor institucionalidad de un real Estado democrático.


Marlin Oscar Ávila
11 de mayo de 2008

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A los treinta y cinco días de huelga de hambre de los Fiscales ... Honduras resiste



Milson Salgado
Rebelión

Las huelgas en Honduras han estado tradicionalmente marcadas por las conquistas laborales más legítimas, que en la historia de nuestra patria conservadora siempre se han considerado como subversivas. La época más gloriosa de la Cohesión nacional se suscitó en el año de 1954 del siglo recién pasado, en el que los campesinos explotados por las compañías bananeras estadounidenses, se fueron a unas movilizaciones cívicas que paralizaron abrúptamente la economía nacional, y aunque el partido comunista quiso en su momento estructurar la lucha para sucesivos movimientos con pretensiones evolutivas de toma del poder, esta se decantó simplificadamente por el logro de leyes laborales más favorables, y por la consolidación de movimientos reivindicativos de mejoras salariales, dentro de la lógica armónica entre el capital y el trabajo.

En la década denominada perdida de los años 80, los movimientos de izquierda fueron fieramente reprimidos, y la incursión de la política de Washington propició a su vez la desaparición forzada de mas de 200 valiosos hondureños, la permisión oficial de la violación a nuestra soberanía territorial por parte de la contra revolución nicaragüense, y la masacre de un grupo guerrillero liderado por un doctor en medicina, y un cura progresista estadounidense en la región este fronteriza con Nicaragua.

En la década de los noventa los movimientos populares, huérfanos en la confusión del desmantelamiento de los sistemas socialistas en el este de Europa, que constituían faros esclarecedores de la posibilidad de cambios en nuestro continente, únicamente exploraron de la lucha - en una lógica de contención- el espacio de la imposición trasnacional en nuestras frágiles economías, como la pretensión de la compañía estadounidense STONE CONTAINER que buscó con la alianzas de autoridades locales generosas exterminar con el pretexto de respeto a la inversión extranjera a nuestras exiguas reservas de bosques nacionales.

Con la corrupción jugando un papel preponderante en la agenda mundial, y en el marco de preocupaciones insoslayables de la legislación internacional como la Convención Interamericana Contra la Corrupción y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, la decisión de un grupo de fiscales hondureños de declararse en huelga de hambre para protestar contra la tiranía de un poder que únicamente pretende proteger a personajes de altas esferas políticas y económicas de la sanción penal, resultaba para cualquier agnóstico una decisión descabellada más propia de la ingenuidad proverbial de los quijotes, que se lanzaban temerariamente contra bellacos gigantes y resultaban ser sinuosos molinos de viento igualmente deplorables en el resumen de la tragedia coyuntural.

Pero a 35 días de la Huelga de hambre, y con sus miradas torvas y con sus cuerpos escuálidos estos valientes hijos de la patria, han resistido una a una las intenciones sádicas de vencerlos con tácticas dilatorias y con reuniones extremadamente extensas que se convocan con la premisa previamente consensuada de que no les cumplirán sus exigencias. Mas de algunos de los que han estado cerca de la lucha, y temiendo seriamente por sus vidas les han invitado a transigir y volver al estado de cosas que causaron esta patriota decisión. Sin embargo sus posiciones se mantienen incólumes e inclaudicables. No se moverán de los bajos del parlamento si antes no logran la separación del Fiscal General de la República y del Fiscal General Adjunto quienes deliberadamente o en forma inexcusable han omitido presentar acusaciones contra funcionarios públicos que han despilfarrado más de 6,000 millones de lempiras.

Lo mas valioso de este movimiento espontaneo, y que hasta la fecha se ha estructurado de un forma tal que deja con la boca abierta a los agnósticos sociales, es que ya se han unido las centrales obreras, el movimiento nacional de trabajadores, los artistas, el colectivo de mujeres, organismos no gubernamentales, el magisterio, los colegios, la iglesia evangélica y la iglesia católica al margen de la iglesia institucional de obispos y cardenales. Con tanto ecumenismo pareciera que la lucha no tuviera niveles aceptables de profundidad social, pero si partimos de la premisa nada falsa de que en países del tercer mundo los estados y los gobiernos son las fuentes primigenias de poder público, y de movilidades económicas exageradas, al luchar contra la corrupción de forma sistemática y profunda se esta luchando y se están trastocando las bases de un sistema amorfo que se sustenta en la trampa y en la farsa de la alterabilidad en el ejercicio del poder que propicia esa prostituida democracia liberal.

Un hecho superlativo en un país intrascendente como el nuestro y alejado tradicionalmente de las luchas, es que pese a la perversidad de los medios de comunicación y su campañas psicológicas de domésticamiento, el pueblo no organizado se ha manifestado solidario y ha empuñado inéditamente la bandera de la dignidad en la marcha, y en otros escenarios populares que han destacado el arraigo de resistencia sin límites ante las imposiciones oficiales.

No cabe duda que Honduras no va a ser la misma después de esta gran jornada cívica, y los que se preocupan por el florecimiento de la utopía histórica tienen que revisar sus agendas e idearios anquilosados, sus consignas anacrónicas y las formas de lucha que no han causado en el reciente pasado ninguna clase de incidencia substancial en los escenarios de las decisiones nacionales. Porque ha resultado incomodo y vergonzoso para lideres sociales eternamente lideres, sucumbir ante el ejemplo y el valor de unos cuantos jóvenes, que sin ideología han concitado la solidaridad nacional y han pronunciado un discurso fresco y coherente con una sintaxis que no se aleja de los idearios democráticos pero provistos de semánticas altamente connotativas capaces de deslegitimar las estructuras económicas y de poder público, llamando para el caso a la desobediencia civil ante la indiferencia del parlamento por resolver el conflicto, y mostrándole materialmente al pueblo pobre que ellos son los únicos depositarios del pacto social milenariamente arrebatado.

08 mayo 2008

Más allá de la huelga de hambre

Miércoles 07 Mayo 2008

Efraín Moncada Silva
Los hechos sociales tienen un fondo, una motivación, una razón, cuyo significado dimensión hay que descubrir y medir.

Más allá de la actitud valiente y honesta de los jóvenes fiscales del Ministerio Público, palpita la exigencia colectiva de combatir realmente la corrupción que socava, desde hace largo tiempo, el organismo social en general. Incluyendo importantes áreas del gobierno de Honduras.

Más allá del ejemplo de sacrificio y dignidad que nos están dando los jóvenes en huelga de hambre, vibra un sentimiento y un clamor colectivo de justicia de la mayoría del pueblo, que se resiente de un sistema de justicia que privilegia unos pocos en desmedro de la mayoría del pueblo.

Más allá de la solidaridad social que ha inspirado la protesta extrema de los que están exponiendo su salud y hasta sus vidas está presente el ideal común de forjar un país donde los operadores de la justicia no sigan siendo escogidos como un especie de botín de las cúpulas de los politiqueros tradicionales no de grupos económicos como ha venido sucediendo hasta ahora.

Más allá de la simpatía de amplios sectores populares que ha despertado la expresión genuina de decoro del puñado de ciudadanos y ciudadanas, está la conciencia colectiva de un pueblo que comienza a dar señales de poner fin a las maniobras, argucias y malabarismos de una clase política atada todavía a la coyunda de los viejos vicios de la política vernácula, que nunca ha sentido la necesidad de cambiar de actitud y de prácticas, y que predica la legalidad pero no la ejercita, que invoca la honestidad del diente al labio, que habla de moralidad pero que en los hechos no la práctica en la vida publica.

Mas allá del desafío de los jóvenes soñadores, se halla el inicio de un movimiento social en Honduras que solo los políticos de visión corta y carentes de sensibilidad social no pueden lograr percibir.

Más allá de la huelga de hambre de los fiscales, ha venido tomando cuerpo un alto a la impunidad embozada o visible, un basta ya a una legalidad hipócrita, que cuando conviene a los intereses personales o de grupo se quebranta la Constitución, mientras otras veces se rasgan las vestiduras aparentando defender la Carta Magna.

Más allá de la gesta paradigmática de los jóvenes huelguistas, se halla el repudio colectivo a los abusos de los grupos de poder que hábilmente manejan sus títeres visibles o disfrazados para desinformar al público, tratar de desacreditar a personas y movimientos y justificar posiciones deleznables.

Hay que ver las señales que se están dando en la sociedad hondureña para enmendar la plana. La factura la pagarán tarde o temprano los morosos con el pueblo.

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07 mayo 2008

Pensamientos deshilvanados, con un agradecimiento


A quienes no lo entienden, el tema aun no interesa. Yo escribo cuando se anuncia que ha sido “resuelta” la crisis, con una reforma a la ley de La Fiscalia que pudo hacerse el primer día! Los héroes solo tienen que estar dispuestos a actuar, cuando los demás están intimidados, paralizados por el desanimo o vencidos. Pero la disputa en la Fiscalia no es ya el problema. Ahora ya solo es un síntoma, una manifestación de un nuevo descontento ciudadano contra las disfunciones de la justicia. Años después de cobrar conciencia e incluso de denunciar el sistema, uno vive resignado a que tampoco va a poder hacer mayor cosa y a que, si quiere hacer algo, debe ser discreto y tiene que “entenderle al tramite”, porque “aquí así son las cosas”, como dice el señor del bucle y no conviene hacer olas.


Uno entiende con el tiempo también sin embargo que, todos somos victimas de ese sistema de omerta y corrupción porque, cuando no afectan inocentes, los encubrimientos la mayor parte de las veces son de delitos contra el interés publico, que es el de todos y cada uno, simbolizan la impunidad e intimidan, dañan a la economía y al desarrollo y generan pobreza. Y llega a entender que no hay una solución de continuidad.

No quiero satanizar ni proteger ni exaltar a nadie porque, sin hacer acepción de persona, respeto a todos y porque no es un asunto personal. Fui yo quien los bautizó como “capos”, consciente de que los jefes criminales de la política también tienen deudos y amigos que dan la vida por ellos y nietos con los que juegan en el jardín, enternecidos. Los he denunciado una y otra vez, pero de palabra, sin hacer nada. Los fiscales –hambreando- han conseguido que muchos más atiendan y simpaticen con el reclamo.

El reclamo es que valiéndose de un sistema supuestamente “democrático representativo”, que claramente no representa a la voluntad de la mayoría consciente aunque, por defecto de ciudadanía, ha recibido históricamente respaldo electoral, los grupos corporativos de interés factico que tienen secuestrados a los partidos y ponen y quitan autoridades y manipulan la opinión publica, se han apropiado de los mecanismos de poder, y protegiéndose entre si, han hecho una burla de las instituciones de la justicia amenazando incluso con usarla contra quien los reta.

¿Quién quiere vivir en ese infierno en que podría degenerar nuestro país, infierno de inseguridad jurídica personal, de crimen y corrupción social y no solo política? Tan escalofriante como esos paisajes del Bosco que efectivamente retratan el infierno con extravagancia de crueldad y fealdad. Así veo los periódicos.

Pero la literatura analítica no es más que un regodeo que busca profundizar y es por naturaleza propia filosófica y fría. Hace falta reflexión sistemática, en cuanto lo permita el formato, en torno a temas estratégicos. Pero además faltaba acción, para calentar el tema y para escenificarlo, para que la gente entendiera y se movilice, ojala sin caer en el exceso, en el histrionismo, en la vulgarización de un espectáculo mediático olvidado de la razón y la ley con que a ratos amenaza.

Desconfío de los fariseos y de los inquisidores. No se cuales fueron los móviles originales de los fiscales en “huelga”, para nada creo que el Presidente los utilice, aunque sin duda tiene un interés en el asunto y no fui a firmar el “libro de solidaridad”, porque soy tímido y me asusto con las payasadas de la gente rezando a gritos en publico con los ojos entornados, actuando como posesos, siendo yo seguidor del Nazareno, que enseñaba a rezar “en un cuarto oscuro en donde nadie mas escuche”. Pero estoy con su causa.

Hay distintas verdades oficiales que se acercan o alejan de la verdad objetiva. Pero los defectos y distorsiones de la justicia de este país no los puede ocultar nadie, surgen de leyes deficientes y terminan en juzgados con “encantadores de serpientes”, pero pasan por la fábrica de impunidad que son la policía corrupta y la fiscalia cautiva. Uno llega a sentirse mal, de flotar de puntillas en la mierda y ver de cerca tanta sinverguenzada, y que nadie hace nada y los que no son cómplices directos fingen demencia pretenden que no esta pasando nada. Curioso. Por primera vez, en un tema trascendente, el control de los medios no pudo prevalecer contra la movilización ciudadana. Esa fractura hay que agrandarla.

De modo que si me sorprende esta gente, porque ellos han estado dispuestos a actuar y, al final del día, a morir (estuvo en riesgo su salud y dentro de unas semanas mas se mueren) para exigir un cambio en el modus operandi del sistema, y esa locura inédita, de ofrecer sus vidas por nosotros y en un mundo de replays y cálculos mezquinos, obliga al agradecimiento, aunque sea corto.

Todos los héroes que yo conozco de cerca son imperfectos. Pero si no podemos identificar la contradicción principal estamos perdidos y yo puedo admirar a un compañero(a) o líder(eza), aun desde una perspectiva critica y discrepando de las formas. Y partiendo de de esa conciencia, tenemos que ser tolerantes si por fin vamos a convergir con eficacia en lo esencial. Los héroes solo tienen que estar dispuestos a actuar, cuando los demás están intimidados, paralizados por el desanimo o vencidos.

¿Podremos hacer la diferencia? Insuflados de conciencia y un mínimo de amor patrio. No lo sé; pero encuentro interesante que alguien tenga la ilusión y la esperanza de que podamos aliarnos y conseguir juntos lo que no iba nadie a obtener por si solo. Y la moraleja es que hay que confiar más para avanzar. No tenemos que estar de acuerdo en todo, pertenecer a un mismo partido o movimiento, ni a una sola secta o congregación de las que ahora se llaman a sí “iglesias”, no necesitamos ser de la misma raza o casta, ni tener idéntico nivel educativo o ideología. Lo importante es que estemos despiertos y entendamos que aquí hay problemas profundos concatenados entre si y no se van a resolver solos.

Han pasado cosas importantes. Se desarrollaron nuevas formas de comunicación. Yo voy a seguir hablando con quien quiera que se interese en transformar este país y voy a estar dispuesto a tolerar que este gordo o flaco, maquillado o demacrado, que sea rezador o escéptico. Cualquier otro opositor del sistema es mi aliado. Voy a tratar de convergir con la mayoría porque desde la minoría se puede hacer poco y se es demasiado vulnerable.

Los hondureños enfrentamos una coyuntura crítica. Una parte suficiente de nosotros entiende o suscribe al menos una visión alternativa (que sea exacta es otra cosa) a la que invocan las fuerzas más retardatarias del país, los custodios del canon y del talismán, los invitados del aquelarre y supremamente interesados en incrementar sus utilidades y preservar su control.

No hay retroceso. Combatamos las falsas verdades del sistema, su lógica silogística. Converjamos alrededor de los comunes denominadores y los anhelos compartidos. En el camino habrá tiempo para discutir otros sueños, antiguos y posmodernos. Hoy, bastara con reconocernos en el eslabón profundo de la solidaridad por la justicia. Los fiscales no saben todo lo que consiguieron.

Ilusos quienes creen que la crisis “termino”. Apenas asoma. Ni aquel que dijimos ni todos los hombres del Rey podrán juntar de nuevo los pedazos de Humpty Dumpty. Las cosas ya no van a poder ser nunca como eran. Y ahora, ¿Cómo van a hacer para esconder los resultados de las investigaciones que afectan a todos los poderosos de este país? ¿Como le van a hacer para esconder las manos peludas en las negociaciones para las nuevas elecciones?.

Yo voy a tratar de durar hasta más allá del 2030, tomando mis precauciones y vitaminas y ejercitándome. Pero quiero que estos garabatos sigan luchando después aun con las conciencias. Tengo esa visión de sobrevivir en la letra.

Rodolfo Pastor

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03 mayo 2008

Cuando el río suena…



Armando Garcia
Los políticos deben poner las bardas en remojo. Se están acercando a los tantos. Les está llegando, en esta hora cero, el agua al cuello, el minuto de ser enjuiciados por su monda vida de mentiras viejas. El pueblo hondureño, taimado, vilipendiado y todo, no está dispuesto a seguir tolerando esa cadena de nunca acabar de la corrupción y la componenda de los poderes fácticos que dominan, a la topa tolondra, todos los campos de la vida y la hacienda de este potrero republicano. La lucha de los fiscales es sólo el principio del fin de esa vida muelle que tiene la clase política de jugar con la voluntad, los dineros y los destinos de este pueblo hasta tornar el jugoso erario en su delicioso botín. La crisis de los últimos tiempos ha sido la gota que colmó el vaso. Ha llegado el momento de decirle no al cacicazgo bipartidista, al ex presidente corrupto, al ex funcionario ídem, al ex diputado mañoso, al lépero diplomático, al chafarote matarife, al mafioso jefe del organismo descentralizado, al líder de pacotilla, al capo de la droga, al compraventa de influencias, al juegamanos de las reglas del juego, al prestanombre del club del compadre hablado y a los burócratas que actualmente están pegados a la teta de la ubre estatal y actúan con felonía e impunidad. La lucha de los fiscales es el difícil chinchín en la cola del gato del bandidaje.

Los politiqueros, es decir, la descarada cara pública e impúdica de la opulenta clase dominante, han jugado tanto con la voluntad de este famélico pueblo, han hecho tantos desmadres en su componenda que ya, como los parches en el calzón del indigente, en su engañifa, no cabe un remiendo más.

Los fiscales han dado un aldabonazo. Su huelga de hambre tocó el corazón más sentido del pueblo. Campesinos, amas de casa, estudiantes, en fin, todo el conglomerado social hizo causa común con ellos. La indignación colectiva no es casual. La gente está harta de los corruptos. Ya no quiere más mentiras demagógicas. Está cansado de que esos organismos contralores del Estado sigan siendo una guarida de tapaderas, hábiles componedores y lavadores de imagen de tanto forajido que se ríe, a moco tendido, con su pandilla, con un naipe de cartas de libertad en la mano, salvoconducto oficial para seguir haciendo diabluras en su sostenible delinquir.

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